No al referéndum (ahora)

Muchos colectivos y ciudadanos creemos que es necesario un referéndum que despeje la incógnita sobre el futuro de este país en cuanto a la forma de estado. No pedimos la república aunque seamos republicanos, solo que el pueblo vote y decida. Somos así de demócratas, no queremos una república impuesta como la monarquía, sin el concurso de la ciudadanía.  No pedimos la toma de la bastilla ni el asalto al palacio de oriente o de la Zarzuela. Votar, decidir en democracia. Y que esa consulta vinculante se formule de una manera directa y clara para que se conteste con un sí o un no rotundos. Punto. Pero escuchando a algunos voceros monárquicos y observando mi realidad cotidiana, la laboral, la familiar e incluso la vecinal, empiezo a pensar que puede no ser el mejor momento. Pienso que hoy por hoy la monarquía tendría muchas posibilidades de ganar y, de esa manera, perpetuarse al menos hasta los hijos de Leonor aunque para entonces sobre lo que reine sea una especie de Commonwealth británica.

Es cierto que la popularidad de la monarquía ha descendido hasta el punto de que el CIS no pregunta directamente por ella desde hace varios lustros. Los escándalos de corrupción que han afectado a toda una infanta de España y cierto mayor aperturismo de la prensa respecto al tabú (yo diría la censura) sobre la institución ha hecho ver a mucha gente la clase de monarquía que tenemos que además carece de la legitimidad que unas urnas, es decir, el pueblo soberano, ofrece en un sistema democrático. El 23-F sirvió para legitimar a Juan Carlos, eso se cansaron de repetirnos como loros los periodistas cortesanos, las Prego o los Onega, también los más declaradamente de izquierdas. Pero el mito del 23-F hace tiempo que no se lo cree nadie, salvo aquellos recalcitrantes que en realidad son minoría.

Pero no podemos obviar que se observa desde hace más de un año una vuelta a aquella censura por parte de los medios de comunicación de masas. Destituir en pocos meses a tres directores de las tres cabeceras de papel del país no podía ser una casualidad. Es vox pópuli que los grandes editores españoles, dueños de las principales cadenas de televisión que son, no nos engañemos, el principal vehículo de difusión de las consignas estatales, se han reunido en varias ocasiones con el ya ex-rey. Desde hace bastante tiempo se estaba poniendo en marcha una campaña de lavado de imagen de la monarquía, no solo de Juan Carlos, sino fundamentalmente del heredero, al que se presentaba como un ser superior que nos va a hacer el favor de servirnos tan bien como su padre. Esa campaña ha estado bombardeando a la ciudadanía de manera inmisericorde, como una especie de radiación maligna, que penetra en las conciencias de los televidentes. Muchos nos dábamos cuenta de ello y lo cierto es que repugnaba pero por desgracia en sociedades complejas como la española, millones han vuelto a ver a Felipe como el futuro, como sangre nueva, como una renovación, pasando por alto que su hermana es una ladrona (presunta) y que su padre se ha enriquecido a costa de toda la nación (presuntamente). Pasando por alto que Felipe está dentro de esa familia y que es más que probable que fuese conocedor de la corrupción de su padre y su hermana. 

Esa mitificación de Felipe como si fuera un ente privilegiado, un superhombre singular, capaz por su propia presencia de ganar partidos de fútbol o de darle la vuelta a una situación deplorable de corrupción cuando, repito, no ha mamado otra cosa en su entorno familiar (presuntamente) va calando entre la gente. Y cala hondo en muchos sectores, sobre todo entre los menos críticos, los más pasivos que representa esa gran mayoría que no se informa por internet y que a lo más que llega es a ver los manipulados telediarios o a escuchar alguna noticia cuando va a comprar la barra del pan. Y después está el miedo que es un factor con el que juega siempre el poder.

El miedo ya fue motor en la Transición como bien es sabido, el miedo a una nueva guerra civil, el miedo al ruido de sables, el miedo al rojo (!qué vienen los socialistas¡, se decía entonces), el miedo a la revolución, el miedo a la ruptura de España. .Todo eso influyó en que una sociedad temerosa aceptara mansamente unos hechos consumados desde las élites. Y ahora podría volver a ocurrir lo mismo. De entrada es cierto que millones, en torno a un 60% de la población, no votó en el tramposo referéndum del 78 pero eso no quiere decir ni mucho menos que esa mayoría de la población apoyara ahora una república. Hay que tener en cuenta la educación y manipulación, lavado de cerebro diría yo, que han perpetrado a  millones durante décadas. Solo había que coger los libros escolares donde Juan Carlos era maravilloso, honrado, fiel esposo y garante de la unidad. Muchos tienen una formación horrorosa. Estos oídos han llegado a escuchar preguntas del tipo: ¿pero qué es eso de la república? o ¿la república es la dictadura?.  Mucha gente, sobre todo la que ya peina canas desde hace tiempo, escucha la palabra república y algo se enciende en su cerebro que hace saltar una alarma en su tranquilidad. No digamos la legión de jubilados que en su mayoría carece de estudios secundarios. Estos y otros unen república a guerra civil, a desorden, a violencia, a desunión. Desconocen que una república sería todo lo contrario: más sociedad civil y, por tanto, más democracia, menos violencia estatal y más unidad nacional. Eso se puede comprobar en la historia y en los hechos: jamás hemos estado más desunidos y ha sido con la monarquía.

 

Después están los que teniendo educación, gente entre los 18 y los 45, que no pudieron votar en el referéndum en el que subrepticiamente se incluía, por razones testiculares, la monarquía sin preguntar a parte por ella, son monárquicos o juancarlistas. Es cierto que ha descendido mucho su número desde que se ha publicado parte de la verdad pero también es cierto que muchísimos son conservadores de espíritu y piensan en aquello de más vale malo conocido. Tampoco habría que desestimar a muchos que ven al príncipe inaugurando un museo o en el palco del fútbol y les cae simpático, porque es joven y bien parecido y porque como decía antes, no lo asocian a la corrupción.   También deberíamos saber que personas preparadas, fundamentalmente de clase media, profesionales liberales, médicos, abogados, comerciantes, pequeños empresarios, etc. son monárquicos aunque siempre hayan tratado de disimularlo con esa absurdez que se llamó Juancarlismo. Ellos y su entorno cercano jamás votarían por la república.

Y finalmente no deberíamos de olvidarnos de los activistas pro monarquía, obviamente personas amorales en su mayoría que sin ser un grupo muy numeroso mueven a muchas personas. Me refiero a muchos votantes y militantes del partido popular y una parte de los del PSOE, muchos de ellos hoy abstencionistas. Ellos saben el desastre que ha sido esta monarquía para España (aunque nunca te lo reconocen en público) pero falsamente, ofrecen todo tipo de argumentos en contra de la república, no específicamente a favor de la monarquía. Se basan en la mentira de la estabilidad y el  progreso (que me expliquen qué progreso es estar con un 25% de paro, sin industria, y con una deuda monstruosa, viendo día sí día también como aumenta la pobreza de la población mientras se recortan en derechos sociales) junto con el sempiterno tema de la unidad de España, todos argumentos desmontables con suma facilidad pero de suficiente enjundia como para engañar a muchas personas de buena fe.

Así que por ahora, a los republicanos no nos interesa un referéndum. Tengamos en cuenta, para finalizar, que cuando se plantea una cuestión al escrutinio ciudadano, si estamos en democracia, las dos opciones en liza deben partir con los mismos medios, con la misma propaganda, con los mismos espacios en prensa y televisión, para que el pueblo esté bien informado. Además el votante debería saber si el 23-F lo preparó el monarca para asegurar la monarquía, es decir, si es una monarquía que apoyó la violación de la democracia. También todos deberíamos saber todas y cada una de las cuentas corrientes y patrimonio del rey saliente. Estoy seguro que proclamada la república todo saldría a la luz pero si no es así jamás lo llegaremos a saber. Si vamos a un referéndum donde una parte no se puede expresar y toda la propaganda está en manos de la opción que está en el poder, ese referéndum nace viciado y resulta una tomadura de pelo, exactamente eso fue el de 1978. 

Cuando Anson pide el referéndum algo se está cociendo entre bambalinas. Un aspecto a destacar es que para la casta monárquica república es igual a II república, la bandera tricolor es el mismísimo diablo. Parece mentira que personas con formación no sean capaces de discernir la diferencia entre república y II  República. Aunque siempre sostuve que las élites españolas fueron históricamente analfabetas.

5 comentarios sobre “No al referéndum (ahora)

  1. Brillante artículo, Luis, pero al mismo tiempo triste y desmotivante por lo que con buen tino y análisis expones.
    Un referéndum en las actuales condiciones de compra absoluta de los medios no garantiza que gane la opción republicana, porque el 99% de los medios ofrecerían la versión sabida, el republicano es un tipo costroso, rastoso, satánico y guerracivilista, mientras que la monarquía va de la mano de seres de luz, guapos, justos y en contacto con el verbo divino.
    Tenemos un problema, Houston, y es el que tú apuntas al final, no tenemos una clase profesional que realmente mande en la Economía del país y quiera cambiar la situación. Yo sólo veo paniaguados, lacayos, palanganeros y demás parásitos oportunistas amorales, sin principios, ni objetivo noble alguno salvo la conservación de sus vísceras y poder. Esos son los que administran el país como un cortijo, ya no mandan realmente, los que mandan están en Berlín y Washington, y estos a cambio de ejecutar ciertas instrucciones reciben financiación del BCE.
    La única esperanza son los movimientos sociales y troyanos políticos, Podemos por ahora está en cuarentena, que realmente quieran cargarse el R78.
    Y quizá esa sea la mejor estrategia. Quietos parados, mientras la situación se pudre cada vez más y nos lo ponen a punto de merengue revolucionario.

  2. Bueno, ya sabrás que el ínclito ex-rey fue un agente de la CIA, pactó la humillación del Sahara y la marcha verde con el departamento de estado. Siempre lo ha sido. El problema es que nunca ha llegado a la gran masa toda la verdad y creo que no van a dejar que llegue, al menos hasta que vean a Felipito “Prepareitor” bien aposentado en el trono. Esto seguirá pudriéndose pero te recomiendo el libro de Lampedusa, El Gatopardo ( gran película de Visconti también) porque huele mucho a eso. Cambios estéticos (y no lo digo por la cirugía de la reina in péctore). Pero no veo la masa crítica para destronar a un régimen dictatorial que controla los medios. Si como dices todo se sigue pudriendo habrá esperanzas. A mi me gustaba más el campechano porque el hedor de su cadáver político comenzaba a ser insoportable por plazas y barrios. Habrá que seguir dando caña, no queda otra. Saludos.

  3. Luis, si ponéis la bandera de la II república entonces sí identificamos la república que anheláis con la del frente popular, es decir, con la barbarie . Realmente es la continuidad del régimen del 78 en su propósito de destruir España y a los españoles reduciéndolos a la categoría de esclavos, al manipular su educación, destruir la familia y someterles a la ruina moral y económica. Es la consecuencia lógica de todos los despropósitos cometidos, y absolutamente controlados, a la muerte de Franco ¿Por qué no reivindicáis la república con la bandera de España y no con una bandera partidaria, invento artificicial de Lerroux -qué manda narices si los republicachequistas supieran algo de historia- y que divide a los españoles? Personalmente nunca he creído en esta república coronada antitésis del régimen social y nacional del 18 de julio. Este régimen del 78 anticristiano y antiespañol que está, gracias a Dios, agonizando. Yo, como muchos otros, apoyaría una república patriótica, representativa, nacional y social y no un engendro como el de la II república que acabó en le frente popular. Cuando besé la bandera de España juré defenderla hasta la última gota de mis sangre. Y pienso cumplir mi juramento. Espero no encontrarme con unos energúmenos, émulos de batasuna y el frente porpular, que retiren la bandera de España para sustituirla por un trapo tricolor como en Granada porque defenderé la bandera pase lo que pase independientemente del número de enérgumenos y radicales y del riesgo que yo pueda correr.

  4. Buen artículo. Una sola persona tiene en sus manos el destino de una nación. ¿Exagero? Analicemos una historia de ciencia ficción. En un ataque de coherencia y diría yo inteligencia, Felipe decide legitimarse a través de un referendum. ¿Para qué? para que su reinado dure al menos 40 años y permita a quien sea sucederle sin demasiados cuestionamientos sobre su legitimidad en el futuro. Los medios, escandalizados, empezarían a infundir el miedo, el caos, la quema de monasterios etc. Los grandes partidos se legitiman a si mismos a través de la monarquía. El referendum exigiría un vuelco a la historia de España y por tanto el clamor social sería el de una reforma que no una revolución, pero lo suficientemente drástica de todas las instituciones, que harían temblar el status de la casta. Por tanto, creo que no va a haber referendum, es un riesgo demasiado grande y no le presupongo tanta inteligencia ni a Felipe ni a la casta, porque estoy seguro que ellos lo ganarían.

    Saludos

  5. Que pesadez con la tricolor. A mi los trapos me dan igual. Antes de Carlos III no existía la rojigualda y había otra bandera. A mi la rojigualda me empieza a recordar a la bandera de una familia y como ya decía la Pepa, España no puede ser propiedad de una familia. Se refería a la familia borbón, obviamente. Eso es lo que hay hoy, un cortijo borbónico, dónde su majestad se va a joder al personal y a las damiselas de la corte. Es triste ver a gente con nivel como usted, Luis, y que siga siendo monárquico en oposición a unos descerebrados que sacan banderas de una república que finalizó hace más de 70 años. Usted sabe tan bien como yo que una república ahora sería algo nuevo, una nueva esperanza de regeneración nacional, nada de destruir España. Estoy hasta los mismísimos de tonterías de ese cariz. España LA HA DESTRUIDO LA MONARQUÍA. PUNTO. Una república solo podría recoger las cenizas de una nación humillada por la dinastía borbón. Pero usted, siga defendiéndola, que se le da muy bien.

    Un referéndum ahora lo gana la monarquía porque controla la base mediática. No habría color pero precisamente por el riesgo de que hubiera un vuelco inesperado no se atreven. Harán una reforma constitucional y después elecciones, de vuelta del verano. Después un referéndum que creen que van a ganar, donde irá la monarquía porque ese artículo no lo tocan. Y si ganan ya creerán tener la legitimidad. A ese referéndum hay que acudir a votar que NO, sea lo que sea lo que salga, porque no será fruto de un proceso constituyente sino de un pacto PP-PSOE previo a la disolución de las cámaras. Conmigo que no cuenten…entonces sí votaré que no.

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