La revolución debe ser televisada

Television por Daniel Y. Go

El primer paso para una revolución es que se hable de ella. Puede parecer una obviedad, pero ese cambio radical en el diseño institucional que haga posible un nuevo pacto social y permita redefinir nuestra relación con la Unión Europea y resto de instituciones supranacionales no está en boca de nadie, fuera de los círculos de activismo con una fuerte conciencia social y ciudadana. Esto es un gran problema, puesto que nadie dará un paso en una dirección que ni siquiera conoce y, por desgracia, aquellos que sí la conocen son aún insuficientes -y frecuentemente contradictorios, pero esa es otra historia.

Según el barómetro del CIS, el 56 por ciento de los españoles se informan a través de la televisión, el 13.7 por ciento a través de la radio, el 9 por ciento a través de periódicos en papel y el 11.9 a través de periódicos digitales. Blogs y redes sociales suponen, juntos, el 4.2 por ciento. En términos generales, el 90.6 por ciento de la sociedad española -posiblemente descontando aquellos diarios digitales que pudiéramos considerar “libres”- prefiere informarse a través de los medios de comunicación en manos de grandes grupos de comunicación. Todos estos medios tienen en común una fuerte dependencia del diseño institucional actual y que han tejido redes clientelares con fuertes hilos de deudas desorbitadas y favores mutuos.

No obstante, no es infrecuente asistir en estos medios a debates o expresiones de opinión sobre la última temática social de moda entre su audiencia: la dación en pago, los rescates a banca o autopistas, el drama del paro, etc., etc. Esto sucede porque toda esa temática política y social es susceptible de ser capitalizada en votos por cualquiera de los partidos y, en realidad, no representa un grave problema para los sustentadores del actual diseño institucional.

Sin embargo todos sabemos que el problema de nuestro actual sistema político es mucho más profundo de lo que los medios sugieren. Un cambio de gobierno o una modificación de determinada ley para ajustarse a las demandas sociales podrían llegar a ser beneficiosos en el corto plazo y, qué duda cabe, aliviar dolores injustos e innecesarios, pero no por mucho tiempo. Nuevos frentes de injusticia se abrirían por otros lados, ya que nuestro problema no estriba tanto en las decisiones que se han tomado como en que son producto de un sistema de toma de decisiones deficiente. En el medio y largo plazo nuestro sistema de toma de decisiones, dirigido al beneficio y enriquecimiento de una minoría, volvería a hacer de las suyas.

Por eso es prioritario volcar todos los esfuerzos sociales y ciudadanos en promover entre capas lo más amplias posibles de la sociedad el debate sobre la necesidad de un profundo cambio institucional. Es necesario obligar a que los medios de comunicación incluyan en su agenda, nada más y nada menos, que la revolución.

Rodea la agenda de los medios de comunicación

SEPARADOR Tv por France 1978

Hay varios agentes en la sociedad capaces de influir en la agenda de los medios de comunicación y, entre todos ellos, el que más capacidad tiene es el Gobierno de un país. Son frecuentes los intentos –con éxito- de conformación de la agenda para focalizar la atención de la opinión pública en temas que susciten poca o mucha tensión social dependiendo de los intereses del momento. Hace poco asistimos a un prolijo debate sobre el aborto que, si bien afecta a derechos y libertades duramente adquiridos a lo largo del tiempo, no se contaba, precisamente, entre los problemas más acuciantes de la sociedad española –como puede comprobarse en cualquier barómetro del CIS, acudiendo a la pregunta sobre los problemas que más preocupaban a los españoles, mientras los platós se llenaban de defensores y detractores del aborto.

Sin embargo, no todo son malas noticias. El pueblo, la ciudadanía también es capaz de influir en la agenda de los medios de comunicación y, de hecho, se ha conseguido varias veces: el 15M, la PAH, la Coordinadora 25S, todos han conseguido en algún momento, pese al silencio mediático inicial, colarse en la agenda de los medios. Ahora bien, como toda persona bien informada sabe, las buenas noticias no abundan y hay que cogerlas con pinzas.

El Gobierno siempre tiene guardado un as en la manga. Últimamente viste de azul oscuro y chaleco antitrauma negro, presenta complexión fuerte y suele aparecer bien pertrechado con escudos, porras y demás parafernalia. Cada vez que un movimiento social amenaza con incluir sus demandas en la agenda de los medios de comunicación el Gobierno dispone de miles de agentes capaces de proporcionar a los medios de comunicación espectaculares imágenes de enfrentamientos entre activistas y policía.

El objetivo es desviar el debate que la manifestación pretendía introducir en los medios, cambiándolo por otro sobre la violencia en las protestas ciudadanas. En ocasiones ni siquiera es necesario recurrir a la UIP, sino que se puede conseguir el mismo objetivo por diferentes medios. Sucedió con el 15M, desviando el debate hacia el uso de los lugares públicos; con la PAH, debatiendo sobre el carácter violento de los escraches, etc., etc. El objetivo es siempre el mismo: desviar el debate planteado por los protestantes hacia otro menos problemático para el Gobierno.

Imponerse en esta lucha por la conformación de la agenda es difícil pero no imposible. Hay que actuar y planificar las acciones ciudadanas meticulosamente para elegir qué tipo de espectáculo se ofrece a los medios, si el de millones de personas exigiendo un cambio profundo y radical en el sistema o carreras por las calles huyendo o plantándole cara a la Policía. Resulta terriblemente perturbador que tanto manifestantes como policías hayan coincidido en que “desde arriba” se buscaba un muerto. Pertubador hasta el punto en que uno piensa si no sería más efectiva una Policía coordinada con los manifestantes que con la propia Delegación de Gobierno y los altos mandos policiales. Desde luego sería una modesta pero primera revolución.

También es necesario complementar la estrategia de las movilizaciones masivas con otras propuestas y estrategias complementarias que ayuden a conformar la agenda de los medios de comunicación. Además los medios de comunicación alternativos debemos dejar de serlo. Eso resolvería nuestros problemas de un plumazo. Puede incluso que hablar de revolución sea un plato demasiado fuerte para ciertos paladares y, llegado cierto punto, haya que suavizarlo hablando de cambio en el diseño institucional, proceso constituyente, una nueva transición, llevar a España al S. XXI o cualquier otro envoltorio ilusionante que se nos ocurra. Quién sabe. El cielo es el límite. Sin embargo, para no desfondarnos, debemos tener claro el objetivo principal en estos momentos: suscitar el debate entre la opinión pública de la necesidad, se llame como se llame, de un cambio profundo que remueva los cimientos del sistema.

Debemos aprender a dominar el espectáculo de la revolución.

Fotografías de Daniel Y. Go y France 1978

10 comentarios sobre “La revolución debe ser televisada

  1. en mi opinion la has cagado cuando has hablado del aborto, pues has tirado a la basura todo tu articulo al definir que tu deseo es que se hable como tu deseas y de lo que deseas, y nada mas.
    television.
    y filosofia.
    y entelequia,
    y acto consciente de gobernar como si tu fueras rey y debieras sentir sufrimiento por tus ordenados.

    en fin, para ti has dejado caer como piedra, o mas que piedra elefante sobre una cacharreria, son temas a anular por ejemplo el sentir la realidad, sino simplemente buscas mas bien la metafora del acto mismo de ser bombardeados convenientemente por lo que se desee, o por lo que tu desees.

    aunque evidentemente no estoy encontra de lo que dice el articulo, pues parece muy cierto todo, muy solemnemente corrompida la democracia, pero que tambien deberia comenzar apuntando que a lo mejor, informarse es tu mismo una vez que lo que se te informa tu eres un ser neutro, simplemente tu deber es dejar a quien si le afecten las cosas que sea el el que opine en eso, pero aparte, todo lo contrario, cuando veas gente indefensa incapaz de defenderse, PUES ESO ES LO QUE VERDADERAMENTE PROCLAMAS SALVO QUE LA HAS CAGADO Y BIEN CON LO DEL ABORTO METIDO AQUI, A ESE ES AL QUE DEBES DEFENDER, PUES TU LO QUE DICES EN REALIDAD, ES QUE TODOS SOMOS INDEFENSOS SI NO SE NOS DEJA VER LA REALIDAD, Y POR EJEMPLO CREO QUE LA REALIDAD DE SERES MAYORES DE 18 AÑOS MATANDO A LO QUE NO TIENE 18 AÑOS, A LO MEJOR LA REALIDAD, ES UN POCO DIFERENTE.

    Yo siempre me lo he preguntado, si la pelicula la isla se hiciera verdad, solo que sin agnates en estado vivo, sino simplemente en la incubadora, en ese caso me imagino tu por lo que dices, considerarias derecho arrancarles el corazon en lugar de desconectarles de la maquina que les hace agnates y no personas……

    en fin, como minimo se merece discutir, yo creo…….
    y como minimo se mereceria esa discusion con un bonito al menos y minimo censo de informacion que al menos, cuando MUERA TU MADRE, QUE EL ESTADO TE DIGA COMO MINIMO ENTONCES, SI TU MADRE YA MATO A QUIEN HUBIERA SIDO TU HERMANO. PUES A LO MEJOR EL QUE LA GENTE TENGA INFORMACION NO SOLO SON LOS MEDIOS, SINO LA INFORMACION, PUES A LO MEJOR ESE DIA, DEJAS DE LLEVAR FLORES AL CEMENTERIO O A LO MEJOR ESE DIA, TU YA NO DICES QUE LO UNICO IMPORTANTE ES LA TELE, CUANDO LA TELE MISMA ESTA Y VIENE DE TU PROPIA VIDA.

  2. David, a veces por intentar hilar tan fino uno se deshilacha. No se a qué viene el mentarnos las madres.

    El debate sobre el aborto efectivamente “afecta a derechos y libertades duramente adquiridos a lo largo del tiempo”. Desde el punto de vista del debate sobre la legislación del aborto -que no es el mismo que el debate sobre el aborto, ojo, no nos confundamos- es una forma bastante aséptica de definirlo. Otra cosa es que tú no estés de acuerdo con esos derechos y libertades -que es lo que son; es pura terminología jurídica.

    En cualquier caso el artículo no trata sobre el aborto ni depende de un ejemplo ilustrativo que bien pudiera haber sido otro cualquiera. Me alegra que digas que no estás en contra de lo que dice el artículo.

  3. buff, ¡ que mal escribo! , al releer el anterior comentario me he dado cuenta.

    En fin, el mentar las madres con respeto pero si vendria a cuento en mi opinion debido a que al menos de momento no somos agnates sino que nacemos de una madre.

    Por lo demas, menuda television vas a hacer tu si ya la subscribes por ejemplo al epigrafe de la consitutucion que habla de los derechos y libertades del individuo, cuando un texto legal, y la constitucion lo es, solo puede exponer leyes, aunqeu tengan otro caracter mas cerrado en reforma.

    e identicamente las leyes menores, solo pueden exponer leyes, no derechos ni libertades,

    salvo en sus connotaciones, donde tampoco pueden exponer ni derechos ni libertades sino la propia filosofia que les da vida, y que esa si puede incluir el pensamiento de afirmar que algo puede ser bueno o malo en su desarrollo en esos cauces por necesidad de la sociedad, por pensamiento de la sociedad, o por cobertura de la sociedad frente a otras sociedades y que otras sociedades no se ofendan contigo respecto a como actues y ellas puedan verse afectadas o sus sentimientos afectados.

    pero en ningun caso,, a traves de la ley se adquiere el derecho y libertad, NO, LA LEY NO ES NINGUN DERECHO NI LIBERTAD,

    tu eres quien confundes la terminologia en tu oratoria, el que tiene derecho o libertad puede ser un ciudadano, la sociedad jamas concede ningun derecho ni libertad es lo que quiero decir.
    cuando tu haces referencia a la sociedad, jamas puedes usar el termino derecho o libertad, puedes decir, ” mi vecina si ejercio el derecho legal que le permitio abortar”.
    pero no puedes decir, en la sociedad existen los derechos y libertades que cualifican a consentir el aborto…….. solo existe la ley… esa es la diferencia,

    o solo existe la ausencia de ley, cuando la propia sociedad no desee regir actos con una ley o bien sea no decidida para evitar el propio acto de comprometerse a hacerlo pues duda mucho incluso de su propia legitimacion para hacerlo.

    ahi en ese ultimo punto si nace el derecho y libertad como norma social, solo cuando la propia sociedad, no se atreviera o no se creyera capaz de legislarlo…
    Es curioso pero es asi.
    y ahi si nace precisamente porque la ausencia de ley es la que define derechos en todos al precisamente no existir esta.

    ES todo lo contrario en el momento que existe una ley , no existe el derecho, existe la legalidad.

    el derecho y la libertad solo existen de manera natural cuando ellos mismos son CAPACIDAD, cuando una ley define el derecho anula la capacidad ante la sociedad y por tanto anula el derecho, solo queda el remanente de ley, no de derecho.

  4. David, creo que tienes una teoría muy personal del Derecho y me parece muy bien. En cualquier caso la terminología de derechos y libertades no la inventa la Constitución española ni los agota así que hablar de ellos nos supone una aceptación tácita de la misma.

  5. la verdad es que no me gustaria vivir en ningun sitio sea democracia o dictadura en la cual, la base del derecho sea que unos tienen los derechos y libertades, tal vez por ser mayoria o casta dominante, y otros tienen los deberes y las palizas , tal vez por ser minorias o ser casta dominada.
    pero si eso es lo que se deberia aceptar en democracia y atribuirlo como concepto de mayorias democraticas, frente a una dictadura me quedo o prefiero la dictadura si no conozco previamente que sea de ese modo degenerada.
    “libertad y derechos para recibir una informacion en la tele”
    “pero que libertad ni que derechos de pacotilla exiges, o demandas, si simplemente tu eres la clase obligada y castigada, acaso creees que no te mereces esa condicion si esa condicion seria la posteriormente a legitimar??”

    pero en fin, estos dislates suceden cuando se malinterpreta la naturaleza del derecho y se la adscribe al ser ganado en democracia, en suplantacion del ser nacido en naturaleza humana, me imagino.

  6. Los derechos son la gestión de la libertad, tanto a la hora de limitarla como de promoverla, la libertad para actuar sin coherción y la libertad para buscarse problemas dentro de una sociedad conociendo los derechos arbitrarios. Las actuaciones sin consecuencias a día de hoy no existen, y esa libertad idealizada de la que muchas veces nos hablan solo puede existir a nivel de individuo aislado.

  7. Hola, Juan Ignacio.
    Estoy de acuerdo en todo el artículo, excepto en un razonamiento. El que se sigue de que “nuestro problema no estriba tanto en las decisiones que se han tomado como en que son producto de un sistema de toma de decisiones deficiente”.
    Dando por bueno que eso sea así, uno no puede utilizarlo para transmitir a la ciudadanía que hay que cambiar el sistema de toma de decisiones como primer punto. En todo caso debería hacerse al revés: que la ciudadanía vea hasta qué punto las decisiones que se han tomado son un fraude que le perjudica en su vida cotidiana. Que sepa que se podrían haber tomado otras, y que quiera que se hubieran tomado otras. Y como último punto, y posiblemente ni siquiera sea necesario, por qué se tomaron y como con este sistema lo que vamos a tener son mayoritariamente decisiones perjudiciales para nuestros intereses.
    Hacerlo al revés y reclamar de salida un “cambio de modelo” —muchas veces proponiendo el nuevo directamente— supone renunciar a la estrategia que pedagógicamente mejor funciona: ir de lo particular a lo general y que el alumno saque sus propias conclusiones.

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