La república garantizaría la unidad de España

    No hay que ser una lumbrera para darse cuenta de que la monarquía española instaurada por Franco en la persona de Juan Carlos I ha fracasado de manera absoluta en lo que respecta a la cuestión territorial. Lejos de servir, como dice la Constitución Española de 1978, para simbolizar la permanencia y unidad de la nación española, la institución ha fracasado en dicho cometido, quizás el único para el que podía tener algún sentido su existencia, en ocasiones favoreciendo a las fuerzas centrífugas en su obsesión por meter su hocico en las labores del poder ejecutivo y querer labrarse una buena imagen en aquellos territorios díscolos ( cosa que, por otro lado, jamás ha logrado). En todo caso esta monarquía no ha servido para garantizar la unidad, más bien ha sido todo lo contrario. Es cierto que todos firmaron un acuerdo, un compromiso, dentro de aquel pacto  entre traidores que fue la Transición. Este consistía en restablecer la Generalitat catalana, suprimida por la Dictadura de Franco en 1939, ofreciendo a esta región española un autogobierno que después se generalizaría para el resto de regiones en el nefasto café para todos (expresión acuñada por Jose Manuel Lara padre de forma sarcástica), ese enorme error que supuso la creación de 17 miniestados, quasi federales, que están en el origen de muchos de los problemas actuales.

   Era de lógica justicia dicho restablecimiento puesto que, en el contexto de la democracia republicana, los miembros del nuevo gobierno español, previamente a su formación, habían pactado con los nacionalistas catalanes en el Pacto de San Sebastián, que preveía la caída de la dictadura y el establecimiento de la República, la creación de un órgano autónomo para cataluña. Y ese órgano autónomo fue la citada Generalitat de Cataluña, entidad existente en esa región hasta su supresión por Felipe V en los Decretos de Nueva Planta. Estábamos hablando, por entonces, de la recuperación, después de varios siglos de inexistencia, del autogobierno catalán.  Y, aunque este autogobierno hubo de ser suspendido a lo largo de la república por su deslealtad para con el gobierno español, no cabe duda de que, a la muerte del sanguinario dictador, era lógico y sensato restablecer la Generalitat.

   Pero quizás por culpa ese Café para todos desastroso que comentábamos antes,  de esa generalización abusurda del modelo autonómico que la Constitución ni siquiera supo cerrar, los catalanes nunca estuvieron del todo contentos con su autogobierno. Es cierto que en los pactos de la transición estuvieron presentes en todo momento los representantes del nacionalismo catalán, perseguido durante el franquismo. Y que jugaron un papel importante, diríamos que fundamental, en la consolidación del nuevo régimen monárquico y partitocrático, que no democrático. Pero, como decimos, siempre quisieron (como es del todo comprensible por su ideología) arrimar el ascua a su sardina, tener el máximo de autogobierno posible que la Constitución y los diversos gobiernos centrales les permitieran.

 

   Así, durante estas ya más de tres décadas de régimen y gracias a que por un lado la Carta Magna no dejaba cerradas las competencias propias del Estado y las de las Comunidades Autónomas y que, por otro lado, el sistema electoral otorgaba un enorme peso a los partidos nacionalistas en las Cortes Españolas a la hora de cerrar la formación de los diversos gobiernos españoles,  cuando ningún partido obtenía la mayoría absoluta ( algo muy difícil de conseguir) se constituían en el socio preferente, en el comodín más utilizado por PSOE y PP (los dos soportes fundamentales del sistema) para conseguir cerrar una mayoría parlamentaria estable  y malgobernar este país como ya hemos comprobado.

 

   Pero, obviamente, ese apoyo parlamentario y de estabilidad, como gustaba llamarlo a ellos, tenía un precio: mayores concesiones de autogobierno para catalanes y vascos. Sin embargo esta anómala situación, lejos de corregirse con una modificación del régimen electoral general, se ha mantenido constante durante todo este tiempo.  Ni PP ni PSOE, que han gozado de diversas mayorías absolutas, han querido cambiar el estado de las cosas. Han preferido tirar hacia delante sin modificación alguna. Y, de esta manera, nos encontramos que, como era de esperar, el nacionalismo no está satisfecho. Después de lograr unas cotas de autogobierno inéditas en nuestra historia y también en la de estos territorios, quieren más. Ahora ya buscan, sin ningún rubor, la consulta soberanista, la obtención por parte del Estado de la posibilidad de plebiscitar su separación del resto de España lo que conduciría a una crisis total del Estado Español.

 

   Por tanto ha quedado sobradamente demostrado que la política de la cesión, del compadreo y del pacto ha fracasado. Hoy España, como unidad nacional, está prácticamente destruída. Esa idea de España que tan bien entendieron los líderes de la II República, la de una españa unida con autonomía limitada para ciertas regiones ( no generalizable) ha quedado apartada, olvidada durante estas décadas de nefasta transición. Y ahora, in extremis, algunos partidos políticos proponen el camino federal, es decir, la formación, vía modificación de la Constitución de 1978, de una nueva configuración territorial basada en la federación de estados. Creen ingenuamente que Cataluña o el País Vasco van a apartar sus deseos de independencia si todo el estado se transmuta en federal.

 

   En primer lugar hay que decirles a estos buenos señores que llevan muchos años con la matraca del federalismo que España, hoy por hoy, ya es un estado federal. El estado autonómico que tan mal se planteó en su día ha devenido en un conjunto de regiones ( Comunidades Autónomas) con unas competencias de autogobieno en muchos casos superiores a las de los estados federales al uso. Por tanto ese estado federal que pretenden que sea el maná salvador para España ya existe. No tiene sentido cambiar la Carta Magna para esto puesto que sería simple y puro lampedusismo: que algo cambie para que todo sirve igual. ¿Vamos a funcionar mejor como país con el federalismo?. Pues no  lo parece porque en cierta forma hemos llegado al desastre con el federalismo, imperfecto si queremos, pero federalismo al fin y al cabo. Y con ese federalismo España está hoy mucho más desunida que nunca.

   La monarquía Juancarlista no ha conseguido aunar todos los esfuerzos en pos de un proyecto común de convivencia, en todo caso lo puede haber ido retrasando con sus eternas concesiones ( hablando se entiende la gente, intentos de negociar con ETA, negociaciones secretas con los líderes nacionalistas). Por tanto la monarquía ha fracasado en este punto, precisamente en el aspecto que los voceros cortesanos ( ABC, La Razón, 13TV, Intereconomía y diversos medios ultramonárquicos) no se cansan de alabar: la monarquía garantiza la unidad de España, sin monarquía España corre el peligro de disgregarse. Parece una broma de mal gusto cuando es ahora, después de décadas de errores, de salidas de tono del monarca, cuando el peligro de disgregación es más patente. Y todo con esta “maravillosa” monarquía.

 

   Ahora estamos mucho peor que hace un siglo o que hace tres décadas: sin las libertades propias de un estado democrático ( igual que antes) y con una España rota y desunida no solo en el caso de Cataluña o Euskadi, sino también en el de muchas regiones que están siendo claramente insolidarias, que se enfrentan entre si, por ejemplo, en el tema del agua, etc.

 

  En cuanto al Federalismo, es cierto que un estado federal se basa en una estricta igualdad entre estados, es decir, mismas competencias para todos los entes federales. Y que federalismo supone un pacto de unidad nacional a pesar de que muchos no lo vean así. En este sentido podría ser positivo el camino federal pero, como comentábamos antes, ese no es el objetivo del nacionalismo periférico. A ellos les podría apetecer más un federalismo asimétrico, como ya enunció Paquall Maragall: Cataluña en España pero con unas competencias superiores al resto, que habría que “descafeinar” utilizando la misma retórica de la transición. Esto sencillamente es inviable a día de hoy porque niguna autonomía, ahora estado federal, permitiría tener menos competencias que Cataluña. Es por tanto un debate mal planteado, inútil y falto de realismo.

 

   Una propuesta sería caminar todos juntos hacia un proceso constituyente en el que pusiéramos el contador a cero. Plantear el necesario referéndum monarquía-república es de justicia y un derecho que se nos ha hurtado a todos los Españoles. La República ( no entro en si federal, regional con autonomías, asimétrica o centralista como en Francia) sería, al menos, una nueva oportunidad. Desconozco, porque no soy adivino, la postura que adoptaría el nacionalismo. Sospecho que muchos de ellos no quieren que el status quo cambie y por eso percibo una pose republicana pero una querencia a seguir contando con la monarquía ( aunque fuese federal)  que es la que más autonomía y compadreos corruptos les ha consentido en estos más de 35 años.

 

   La república es una esperanza de convivencia de todos los pueblos de España caminando hacia un mismo objetivo común. República es igualdad, es libertad, es democracia si se hacen bien las cosas en un nuevo proceso constituyente abierto a la ciudadanía. En esa constitución nueva el tema territorial debe ser  abordado de nuevo, con visión de estado, con visión de futuro, sin concesiones baratas ni centralismos arcaicos. Estado Federal, ¿Por qué no?. Estado cooperativo, quizás mejor, más acorde con nuestra historia. Singularidad más remarcada para las llamadas en el 78 nacionalidades históricas, quizás es lo más apropiado. Veamos el modelo italiano, con 5 autonomías y el resto regiones descentralizadas sin poder legislativo. Es una posibilidad. Todo sería estudiarlo y que la ciudadanía votase, en referéndum, su modelo territorial preferido. Y los catalanes y vascos también, en una consulta de todos los españoles. Es posible que todos esos elementos monárquicos que pululan por radios, televisiones y prensa nacional se opusieran, como ya hicieron durante la II República ( allí llegaron a apoyar el golpe militar del 18 de julio). Pero la aplastante mayoría del pueblo español, en  ejercicio de su soberanía, acallaría todas esas voces cortesanas. Repito: la monarquía ha fracasado, es patente y científicamente mensurable la desintegración paulatina de la unidad de España. Demos paso a la república, no a una continuación de la II, sino a la Tercera República Española y que sea el pueblo el que decida el modelo de unidad que quiere que, seguro, será el mejor para garantizar esa unidad. Porque todo lo que sale de la voluntad popular, de la democracia con mayúsculas, será lo mejor para todos.

  Solo un cambio de régimen radical podría poner el contador a cero. Repensar España. Y estoy seguro que abriendo un nuevo proceso constituyente en el que el pueblo sea consultado, en el que todo el mundo de manera pública conozca la redacción de la nueva Constitución, especialmente en este aspecto clave del que hablamos: el modelo territorial, permitiría la continuidad de España como unidad política e histórica. Y este modelo pasaría por plantear el olvidado referéndum monarquía-república, algo que nunca se ha preguntado al pueblo español, catalanes incluídos. La república ( no la II república, a la que ya no tiene sentido volver: sería un anacronismo) podría recomenzar España. Garantizar su unidad y favorecer que tanto catalanes como vascos se vean como españoles, se integren y dejen atrás sus tendencias separatistas. Obviamente para ello se debería consultar a todo el pueblo español y extraer consecuencias de los resultados en País Vasco y Cataluña. Creo que estas dos nacionalidades históricas votarían Sí a la república española, lo cual sería altamente significativo.

 

http://luispueyogarcia.blogspot.com

13 comentarios sobre “La república garantizaría la unidad de España

  1. “Singularidad más remarcada para las llamadas en el 78 nacionalidades históricas, quizás es lo más apropiado”… Pues ya empieza la III República a hacer aguas.
    No hay nacionalidades históricas en Iberia… o más bien, Iberia está plagada de ellas.
    Excepto Portugal, todas las demás “nacionalidades históricas” de Iberia han resultado ser un descarte de la Historia. No insistamos más en ese “argumento-rémora” que nos ha escupido a la cara desde hace siglos.
    Lo que necesita el pellejo de toro es una Constitución del Pueblo y para el Pueblo; una Democracia Participativa en la que el Pueblo decida en todos y cada uno de los asuntos que le conciernen, es decir, EN TODOS.
    Uno de ellos, ciertamente es la forma de Estado: República o Monarquía. El otro… y casi más importante que el anterior, será decidir qué territorios se integrarán en la III República… y cuáles defectarán. Si catalanes y vascos (y vascas) quieren separarse, que lo hagan. De hecho… incluso hasta nos vendría bien al resto que así lo hicieran. Fíjese que durante todo el S XIX y XX… el pactismo con esos dos territorios vació de contenido económico y de iniciativa política al resto. Con estos dos territorios fuera de la República, ésta se vería obligada a impulsar planes de desarrollo industrial en las zonas que antes no eran sino meras suministradoras de materias primas para la industria vasca y catalana. No tendría sentido que la Nueva República no lo hiciera así y pusiera en manos de “países extranjeros (Cataluña y Pais Vasco)” su economía.
    De modo que… nada de concesiones; en una República del Pueblo no hay ciudadanos de primera y de segunda. Quien quiera privilegios… que ande su camino por su cuenta… y riesgo.
    Recuerde como historiador, que la primera medida del inventor de la Democracia fue liquidar el sistema tribal (nacionalidades históricas), convencido -y estaba en lo cierto- de que el Estado Democrático era inviable si los intereses de las oligarquías se imponían a los de los ciudadanos. En el nacionalismo Vasco y Catalán .como en cualquier otro- los primeros priman sobre los segundos. No hay -ni puede haber- Democracia con singularidades.
    Es necesario que no tardemos demasiado tiempo más en comprender ésto. Consulte a Clístenes.
    Saludos!!

    1. Llevando razón en parte de tu argumento te diría que Cataluña y P. Vasco, incluso Galicia, tienen aspectos culturales que no poseen el resto, la lengua fundamentalmente. Eso no quiere decir que haya que hacer una república en la que prime el individuo frente al territorio, por ejemplo. Todos iguales en derechos y obligaciones vivamos donde vivamos pero comprenderás que un extremeño no necesite aprender catalán porque esa lengua no está en su día a día. Por supuesto que por tener un estatuto y el resto no, por ejemplo, eso suponga mayores derechos para sus ciudadanos. El estado debe garantizar igualdad total de servicios y oportunidades al margen de que estas autonomías tengan capacidad normativa o legislativa. Sin duda la españolidad de Cataluña no está en duda y flaco favor hacemos a España si creemos que extirpando un miembro estaríamos mejor. NO, ni mucho menos. Ni cultural, ni histórica ni, tampoco, económicamente. Es más, creo que España dejaría de existir, habría que inventar otro concepto y no creo que los valencianos, por ejemplo, estuviesen muy por la labor de ser de Castilla. Hablemos en serio: si Cataluña sale de España el PIB perdería, de cuajo, un 25%. Seríamos un país a la altura de Grecia y, lo que es peor, comunidades como Canarias deberían aportar más que reciben. En estas condiciones la disgregación de España estaría garantizada.¿Por qué Canarias iba a preferir ser de España perdiendo dinero si siendo independiente con el turismo y alguna cosa más irían tirando?. Una ruptura de la nación española provocaría su destrucción. Mejor luchar por la III república integrando al todo y no seccionando a nada ni a nadie.

  2. Bueno, en realidad, el único aspecto que les hace “singulares” es el idioma… y en el caso de galicia, recuerde que el idioma gallego, el auténtico, está en Portugal.

    Es evidente, así lo cuenta la Historia, que los nacionalismos catalán y vasco son artificios de Clase… de la Clase dominante, naturalmente. Burguesía y Clero han sido el rey y la reina de esta partida… manipulando a los peones con mitos, leyendas y sobre todo, identidades culturales y singularidades idiomáticas.

    No acabo de entenderle. La Democracia no entiende de trozos de tierra sino de ciudadanos, de modo que, sí, hay que hacer una República para los ciudadanos no para los trozos de tierra. Consulte a Clístenes.

    Los estatutos y fueros que los nacionalistas impusieron en la redacción de la Constitución de mi Abuela han desembocado en este pifostio monumental… y ninguna III República va a impedir o garantizar que mediante otros estatutos y leyes forales los nacionalistas vayan a integrarse mejor: será igual, sus exigencias de privilegios económicos serán las mismas.

    Ay, esto es una lucha sin final: la españolidad de cataluña está tan en duda como la españolidad de España (es curioso, pero el diccionario no me reconoce la palabra españolidad… me la subraya en rojo!!). La españolidad existirá cuando se pegunte a los habitantes del pellejo de toro sobre esa cuestión. Por el momento es sólo una palabra sin contenido… porque ya me dirá qué principios sustentan la “españolidad”.

    No hagamos trampas con el PIB: la escisión de cataluña y país vasco va a desarrollar la economía del resto del país… una vez liquidado el monopolio industrial acaparado -a cambio de integración- por esos dos territorios. Las empresas tendrán que valorar si quieren tener un mercado de 3 y 7 millones de consumidores o uno de 36 millones. Las deslocalizaciones estarán a la orden del día.
    No es bueno -ni sano- aferrarse a un clavo ardiendo como ese de la integridad territorial a costa de lo que sea. Si una Nación se fundamente en la pela… mejor que se disuelva pues es una Nación artificial, sin principios, sin orgullo y sin dignidad.

  3. Si, vamos, una república gobernada con mayoría del PP sería un impresionante cambiazo radical en las situación actual… A ver si nos creemos que solo por cambiar el modelo de gobierno la gente va a estar mejor informada, va a tener mayor capacidad de decisión y la república resultante no va a bailar al son de los mercados y las redes clientelares.

    Me sorprende este tipo de análisis como el de esta entrada cuando se habla del tema monarquia sin mentar ni de refilón al Opus Dei o a la Falange, que bastante relación tienen con el tema, por no hablar de poder (mucho más el OD actualmente, la Falange antimonárquica ha tenido que arrimar su ascua a la sardina neoliberal del PP) . Es como querer hacer ver que hay una tabula rasa cuando lo cierto es que esto es el cenagal de siempre, y que esas autonomías artificiales (donde se engloban zonas a veces sin criterio determinado) de la transición no dejan de ser las areas de poder de caciques que ya estaban ahí cuando Franco, cuando la Segunda República y si empiezas a escarbar, hasta en los feudos de la edad media, donde los terrenos no se organizaban en base a una lengua o una identidad, sino a las adquisiciones cacicales de los señores de turno…

  4. >Es más, creo que España dejaría de existir, habría que inventar otro concepto y no creo que los valencianos, por ejemplo, estuviesen muy por la labor de ser de Castilla.

    Los valencianos ahora mismo somos de Castilla, del Reino de Castilla, con corte en Madrid ;P

    1. La República, como ya abordé en otros escritos, debe poner el contador a cero. A lo mejor por vez primera, suprimiendo derechos medievales, como los fueros vasco-navarros, propios del carlismo. Tienes razón: todavía estamos en manos de caciques y la república en sí misma no es nada. Hay que llenarla de contenidos pero puede ser una oportunidad. Lo que nadie se cree ya es que la monarquía, aunque sea asumida por Felipe, pueda ser motor de regeneración por muchas leyes de transparencia que saquen tarde y mal ( si son tan transparentes que saquen todas sus cuentas y patrimonio desde que Juan Carlos fue coronado). Por tanto república española a lo mejor sin estos partidos o solo con partidos de la sociedad civil, extrictamente democráticos, primarias por ley, desligar el presidente de un partido con el jefe del gobierno, transparencia y algo que yo creo que sería revolucionario en este país: La separación estricta y total de los tres poderes, algo desconocido en nuestra historia. Solo con eso las oligarquías lo tendrían muy difícil para seguir mangoneando. Un ejemplo: referéndum vinculante con medio millón de firmas. Creo que los partidos, ante ese precepto constitucional se tentarían mucho la ropa, el pueblo tendría la sartén por el mango. Y otro más: derogación fulminante del cargo, referéndum derogatorio a los dos años si un representante incumple flagrantemente su programa. Esto ya existe en otras repúblicas, no veo el problema para aplicarlo en España. Se que se van a oponer los oligarcas de esta plutocracia o partitocracia, pero es lo único decente que sería admitido por los demócratas. El resto será maquillaje y lampedusismo. Y amigo, Castilla, por suerte, no deja de ser un concepto geográfico. No hay nación castellana, ni nada que se le parezca. España con mayúsculas. Coincidimos en el exagerado peso de Madrid. Yo propongo: capitalidad alterna Valladolid-Sevilla-Barcelona. O un referéndum sobre la capital. Madrid está hipertrofiada.

  5. Me suena que Ortega y Gasset comentaba en alguno de sus escritos que “España es un invento de los castellanos, y solo ellos saben como mantenerlo”. No comento nada de que fuera a base de represión y clienteralismo, pero es lo que hay. A toda la gente que les suena a cachondeo los independentismos es precisamente porque no saben lo que es ser bilingüe o que en el extranjero tengas que soportar como te tratan de “torero” y “flamenco” cuando es una cultura que no solo te es ajena sino que te provoca nauseas.

    Tan interesado es exarcerbar el nacionalismo catalán sacando referentes de debajo las piedras como acatar que un concepto de nación forjado por monarquias, cargos religiosos y pasteleos de ricos y sus alianzas, asesinatos, caprichos, mamoneos y explotación de un vulgo que nunca ha tenido una revolución francesa (aunque si conatos de anarquistas e independentistas aplastados por el ejercito “nacional”) varios es licito por designio divino y porque a unos cuantos les suena como muy poetico. Bien. Si nos la suda el Borbón, que nos la sude el Madrid de los Austrias, la España donde nunca se ponía el sol ni se levantaba la voz o el apaño de los reyes católicos. ¿La república va a surgir de un sentimiento de reforma, renovación y tolerancia? Pues empecemos por tolerar la diferencia y olvidemonos de demonizar a nadie porque un representante político se apropie de una cultura para venderla como su campaña, como mucho odiemos a ese político.

    Si hay un sentir catalanista en Cataluña, no se esta imponiendo nada a España, si hay un sentir españolista en Madrid, Andalucia o Castilla si se está imponiendo a Cataluña. ¿Quien ataca la libertad de quien?¿Que diferencia a Màs de un Juan Carlos I? Esa república idílica, de seguir los catalanes con sus reinvidicaciones, ¿aceptaría un referendum y concedería la independencia de ganarse, o quizás enviaría a su ejercito a “pacificar” tal como hacía la segunda República enviando a sus tropas con Franco? Si no queremos volver a recrear el monstruo del fascismo, hay que replantearse que ha escondido durante todo este tiempo la “marca España” y romper el muro del nacionalismo monarquico/religioso español para llegar a algo que mucha gente no quiere creer porque no le afecta directamente, y por tanto no existe para ellos: que si que hay diferencias culturales y lingüisiticas con tanta validez y respetables como la del nacionalismo español.

    Otra cosa sería entrar en modelos económicos, si el modelo federal (que yo no lo veo así, pero sigo el hilo del articulo) funciona mejor en Suiza que en España es porque en Suiza no se ha construido de la misma forma ni con las mismas garantias, en todo caso no ha funcionado peor que el modelo clásico totalmente centralizado, con sus crisis periodicas saldadas con hambrunas y enfermedad del que hemos heredado una concentración industrial en unas pocas ciudades, que es lo que debería haberse solucionado al conceder poder de gestión a las comunidades, sin embargo lo que se han hecho han sido mini-Españas, centralizadas, corruptas y repitiendo el modelo anterior. Eso no lo considero Federalismo, solo crear sucursales del gobierno central y su forma de gobernar/legislar.

  6. Comentas muchas cosas. Respecto a Cataluña espero y deseo (pero jamás lo impondría, como los nacionalistas imponen su visión desde hace décadas allí, donde gobiernan) que se integren en una España laica, republicana y verdaderamente democrática, con separación de poderes. A mi es lo que me interesa. El nacionalismo no deja de ser un espejismo: lo importante son las personas y la libertad con mayúsculas. ¿Libertad para decidir?. Creo que eso no está al alcance de ninguna república moderna porque supondría una Europa de las aldeas, donde el sentimiento de lo propio, es decir, de la “patria”, como el sentimiento de pertenecer al terruño, a la comarca, llevaría a una atomización sin sentido en un mundo globalizado. España es todo eso y también es Cataluña. No entiendo ese sentimiento antiespañol en Cataluña como no entiendo el sentimiento anticatalán en el resto de España. No obstante tienen derecho a odiar a España ( que es un autoodio, algo patológico según mi parecer, pero respetable) y pensar en separarse, es legítimo pensar así pero, por favor, los que creemos en una república española democrática, laica, abierta al mundo no somos ni toreros ni flamencos. Ese estereotipo puede que tenga vigencia fuera, en gente con poca cultura pero yo, como Español, veo otras cosas: nuestra literatura, nuestra ciencia ( por desgracia escasa), nuestros músicos, nuestros arquitectos, nuestros pintores….eso es digno de admiración, no entiendo esa obsesión con identificar a España con lo casposo y cutre. ¿No es cutre y casposo ver a la gente corriendo detrás de un toro con los cuernos prendidos de fuego?. ¿No es casposo ver a la gente levantar castillos en el aire y a niños subiendo arriba con el peligro de morir que ello tiene?. Pues fíjese: yo creo que no lo es. Y también creo que el flamenco ( en vías de ser patrimonio de la humanidad, es un tesoro más, de los miles, que tiene España. No lo veo casposo. Y por cierto que el flamenco catalán es muy bueno, tanto como la jota aragonesa o valenciana o las Zarzuelas catalanas. El problema es cuando una región elimina de su cultura todo vestigio de pruebas, como alguien que quiere hacer desaparecer pruebas en un juicio, de su pasado español. Eso es triste y se lleva haciendo 35 años. Lo siento por Cataluña, a la que quiero, respeto y admiro por su música en castellano y catalán, p.ej. Serrat o Humet, su literatura en castellano y catalán. Yo pienso que cataluña en España lo ha sido todo. No podríamos vivir sin las letras de Serrat, p. ej. Yo tengo los discos en catalán, admiro la canço ¿me hace eso anticatalán?. ¿Es que Cataluña no puede ser españa?. Yo creo que se está yendo del tema, porque el artículo hablaba de la republica, en la que estaría cataluña pero, sinceramente, si quieren plebiscitar, pues adelante, como va a hacer Escocia. A lo mejor nos llevamos sorpresas y ¿entonces?….los nacionalista seguirán con sus políticas nacionalistas. Por cierto creo que Franco no ocupó Cataluña al servicio de la República, sino contra la república, ya en la Guerra. Lo confundes con Asturias quizás. Y la historia no hay siempre que estudiarla, como siempre digo a mis alumnos, con perspectiva. No se puede pensar en los Reyes Católicos como si estuviéramos en el siglo XXI. Hay que relativizar mucho. Y España es cierto que no tuvo revolución pero si se modernizó al compás de los cambios de fuera, con una cada vez mejor estudiada ilustración: Feijoó, Mayans, Jorge Juan… muy respetable. Si te fijas en el siglo XX cuando España cayó en la Guerra Civil Europa ya estaba dominada por los totalitarismos. En todo caso hemos ido con algunas décadas de retraso pero el sistema político actual, con sus defectos, no deja de ser similar al de otras naciones europeas, no totalmente democráticas, por desgracia.

  7. No lo confundía, ponía el ejemplo de Asturias. Vamos a plantearlo de otra manera, ¿Que tal si anexionamos España a Europa de la misma forma que está anexionada Cataluña a España?¿Como llevaríamos una normalización europea, con políticas lingüisticas a nivel europeo y asimilandonos a sus intereses globales?¿Que pasaría cuando vieramos que se destinan más presupuestos a Francia? Sería muy divertido, la verdad.
    Respecto a lo del cutrerio tradicional, pues es convencerse todo, si quieres pensar que todo lo que se haga en el planeta tierra es patrimonio cultural humano y por tanto riqueza que compartimos, genial, pero fuera las fronteras en ese caso. El límite lo ponemos nosotros, y decidir que lo que hace tu vecino forma parte de tu identidad cultural sin apenas comprenderlo es practicamente programación mental. Si hablamos de culturas diferenciadas que se horrorizan ante el comer gatos en China mientras revientan toros en el toro de La Vega ahí si hay mucha tela que cortar y quizás el tema no sea la sardana, si no la cultura en que se ha generado.

  8. Cataluña no está anexionada a España, es España desde hace siglos. Es como decir que Baviera está anexionada a Alemania. En Europa solo queda una colonia: Gibraltar que, dicho sea de paso, se encuentra en la provincia de Cádiz. Pero Cataluña no es una anexión española, es territorio de pleno derecho, con todas las ventajas ( e inconvenientes) de ser español. Por cierto que la ruína económica de Cataluña la estamos pagando todos, con una tranferencia de 30.000 millones del Estado central en 3 años, esa Madrit que tan machaconamente mencionan los nacionalista. Vale que Cataluña ha pagado más que ha recibido pero ¿es que podía ser de otra manera?. Se llama solidaridad y en Europa pasa lo mismo, Alemania paga y los países pobres cobran. Bueno, perdón, existe una excepción medieval que ha llamado la atención a la Europa entera: Navarra y Euskadi, que tiene un fuero medieval, vegonzoso y que habría que suprimir en una nueva república, es indignante que se mantengan privilegios que el carlismo pretendió mantener. La democracia y la igualdad no admiten esas aberraciones. Y naturalmente El Barcelonés aportará más que el ampurdán en una Cataluña independiente. Entonces los habitantes del área metropolitana de Barna y Barna podrían decir que les roban?. Ah no, que no era eso, era simple y puro nacionalismo casposo y rancio. Lo siento mucho.

    1. Además, como no soy nacionalista, no me importaría nada que Europa anexionara a España. Es más, soy de los afrancesados que vieron a José Bonaparte como el reformador que hubiera cambiado nuestra historia. Nos hizo falta una revolución que hubiera borrado para siempre los privilegios de este país: oligarquías y territorios: solo ciudadanos, libres e iguales. Eso no quita para ser federal y querer el respeto a culturas autóctonas. Pero de ahí a un regionalismo o nacionalismo rancio va un gran trecho.

  9. No nos vayamos a quejar ahora de carlistas cuando parece que las decisiones del resto de monarquias absolutistas están grabadas en fuego en la historia y pesan más que las tendencias actuales, con los dominos de desastre y represión que nos han traido hasta aquí. Tampoco entiendo esa falta de nacionalismo aceptando sin parpadear la oficialidad española (totalmente de acuerdo en lo de Pepe Botella, pero ahí estaban los curas gritando en los púlpitos y los perpetuadores del concepto España preparando a la gente para que no se les hundiera el chiringuito). Lo que comentaba de Europa iba obviamente en coña, pero imaginatelo, Merkel primera de Europa se casa con Felipe de Borbón y España pasa a ser Europa, ¿crees que los convencidos nacionalistas españoles estarían agusto con la situación? ¿Acaso no verían traiciones y robos por todas partes?¿Que pasaría si Italia se nos vuelve una Comunidad Valenciana y se dedica a derrochar presupuesto de forma improductiva hasta el punto de necesitar solidaridad extra para seguir derrochando sin enmienda alguna? Si es que parece que sea más simple manejar tu propia corrupción que la tuya y la de los demás…

    Respecto al resto de cosas, también estoy a favor del federalismo y no creo para nada que ahora mismo se respeten las culturas autóctonas, mientras este el anillo único castellano para unirlas a todas habrá siempre una tendencia a eliminar la diferencia y anexionar lo más posible. O ya me contaras porque tengo yo que soportar que cosas que horrorizan a toda la órbita civilizada del planeta se transformen en bien cultural sin mediar debate alguno, todos toreros. En todo caso si estoy a favor del Referendum y de la independencia por las urnas, puestos a hablar de democracia e igualdad, no estaría de más que la decisión de miles de ciudadanos se imponga a la de un monarca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.