Luchador, comprometido y lúcido, el periodista y traductor griego Antonio Giovetti ha formado parte de diferentes medios de comunicación alternativos que han apoyado el cambio en Grecia y España así como la difusión de las ideas regeneradoras del 15M. Sus opiniones no dejan indiferente a nadie.
La crisis griega empezó oficialmente a finales de 2009, pero para analizar sus causas hay que remontarse a los años ochenta, cuando el gobierno socialista de Andreas Papandreou (1981-1989) y sus acólitos se consideraban los propietarios del país. La única preocupación de los ejecutivos que se sucedieron en el poder desde 1974 era engordar el sector público mediante el enchufe masivo de amigos y parientes. En consecuencia, la política era el negocio principal de tres grandes familias – Papandreou, Karamanlís y Mitsotakis – que decidían por si solas el destino de la Nación. A comienzos de la década pasada, cuando el gobierno del socialista Kostas Simitis inició su programa de realización de grandes infraestructuras – es decir el nuevo aeropuerto internacional “Eleftherios Venizelos”, el ferrocarril urbano de la capital griega y las instalaciones deportivas en vista de los Juegos Olímpicos de 2004 – también los bancos hicieron su agosto mediante la utilización de capitales prestados. La entrada en la moneda única causó un aumento exagerado de los precios de los bienes de primera necesidad y la disminución del poder adquisitivo de los griegos. En los últimos tres años asistimos a una progresiva desaparición del Estado, puesto que los dos Memorándums aprobados por el gobierno de Atenas han decretado que el país ya no es soberano ni en materia económica, ni en la administrativa, ni siquiera en la territorial y la jurídica.
-¿Cuáles son las causas principales del éxito de “Amanecer dorado”?
Amanecer Dorado no es un fenómeno reciente, ya que fue fundado en los años ochenta y su líder, Nikos Mijaloliakos, es un personaje muy conocido desde aquella época. En su primera etapa, el partido agrupaba a elementos marginales que poco a poco recibieron el favor de una parte de la sociedad griega. Sin duda, Amanecer Dorado ha sido – y lo es actualmente – el “niño bonito” del bipartidismo oficial. Durante la década de los noventa, Giorgos Karatzaferis, actual líder de la formación de ultraderecha LAOS y ex miembro de Nueva Democracia, pregonaba un acercamiento entre la derecha tradicional griega y los neonazis desde la cadena de televisión “Tele-City”. Panayotis Psomiadis, responsable electoral de Nueva Democracia en las regiones del Norte de Grecia, auguraba que algunos votantes de “sujetos políticos hermanos” – entre los cuales incluía también a Amanecer Dorado – volviesen a sostener el partido en vista de las elecciones del 17 de Junio.
-Es un partido, por tanto, apoyado por la derecha tradicional.
Ex integrantes neo-fascistas admitieron recientemente que recibieron financiación por parte de Nueva Democracia. De todas formas, la fuerza liderada por Mijaloliakos empezó a cosechar sus primeros éxitos en las municipales y autonómicas de Noviembre de 2010 cuando en Atenas capital obtuvo más del 5% de los sufragios y un concejal en el ayuntamiento. En barrios con alta concentración de población inmigrante, Amanecer Dorado alcanzó un porcentaje superior al 20% aprovechando la crisis de los partidos tradicionales y las condiciones económicas y sociales cada vez más humillantes. Es más: los neonazis constituyen un referente especial para todos los griegos que tengan problemas con extranjeros, puesto que estos se dirigen a las secciones locales de la formación en vez de presentar denuncias a las Fuerzas de Seguridad del Estado las cuales, según algunos reportajes, apoyarían masivamente a este sujeto político.
– Las redes clientelares tejidas por los partidos políticos son uno de los mayores problemas del país ¿Puede solucionarse esta cuestión sin crear un gran conflicto social?
Creo que es imposible evitar un conflicto social. Atenas no tiene más margen de maniobra y es consciente de los riesgos que corre en caso de que no obedezca a los ultimátum de la Troika. El BCE y el FMI están cerrando el grifo y lo que interesa más a Samarás y a su coalición es no ser tachados como los responsables de la quiebra. Las promesas electorales que consistían en una renegociación de algunos puntos del Memorándum – como por ejemplo las medidas que prevén el despido de 150.000 funcionarios los cuales constituyen la base electoral del bipartidismo, o la aplicación de nuevos recortes por valor de 11.700 millones de euros – nunca llegarán a traducirse en realidad. Han constituido un “escamotage” para ganar tiempo y aparentar credibilidad en los electores. En pocas palabras, “la política de los políticos” – una definición que utilizó Aléxandros Panagoulis, héroe de la resistencia griega contra la dictadura de los coroneles, para referirse al régimen partitocrático – prefiere sacrificar a todos sus enchufados en la Administración del Estado que considerarse como “práctica en vía de extinción”.
– Según Nikos Tsafos, la salida del euro de Grecia podría llevar a que su futuro acabara pareciéndose al de Argentina: alta inflación, devaluaciones competitivas que empobrezcan aún más a los ciudadanos y sobre todo, sería una atajo fácil para no tratar de arreglar las verdaderas grietas del sistema, sin embargo cada vez más voces, ya incluso desde Alemania, claman por una salida de la moneda única de Grecia. ¿Qué opción debería tomar Grecia?
A mi juicio, hablar del problema griego como si se tratara de un referéndum entre euro y dracma representa una visión muy reduccionista. A lo largo de la campaña electoral las instituciones políticas y financieras y los medios de comunicación presionaron al electorado para que enfocase la cuestión en este sentido. Finalmente las instancias de cambio presentes en la sociedad helena, una vez más, tuvieron que ceder el paso a las exigencias del “establishment” mundial. La moneda constituye solo un detalle, la capacidad adquisitiva de los griegos se vería mermada bien con el euro, bien con el dracma. Lo que hacen las entitades acreedoras es un verdadero chantaje: desean que el País heleno siga perteneciendo a la zona euro para que su deuda engorde cada vez más y puedan, de esta forma, meter mano sobre sus recursos naturales y económicos y los hechos acometidos por el gobierno tripartito liderado por Antonis Samarás van en esta dirección.
– Hay fuertes intereses por mantener a Grecia en el euro.
Recientemente el ministro de Finanzas Ioannis Stournaras dio una entrevista al diario ateniense “Kathimeriní” en la que otorgó su aprobación a la privatización de toda la area territorial del antiguo aeropuerto internacional de Ellinikó para que se satisficieran las ambiciones de algunos millonarios chinos de poseer una vivienda en Grecia. Toda esa zona sería transformada en un barrio de lujo para personas con elevado poder adquisitivo. También los alemanes tienen todo el interés para mantener Grecia atada al euro: el vice-canciller Philipp Roesler quiere favorecer inversiones y la llegada de empresas de su País al Peloponneso para producir aceite de oliva y pretende transformar las islas del Mar Egeo en “reservas” para ricos que puedan disfrutar de su pasión por el golf. Entonces, ¿esto sería desarrollo? ¿Quienes gozarían de los beneficios? Quieren hacer de Grecia un País vacacional para la élite mundial. Hasta la fecha, nadie ha hablado de economía sostenible, de desaparición de las relaciones de mutua dependencia entre los ciudadanos y la política, de reducir el gasto administrativo y, en consecuencia, la burocracia asfixiante. Son problemas que no interesan a nuestros gobernantes ni a una parte considerable del pueblo griego porque lo que les apetece es continuar mamando del Estado.
– ¿Qué papel ha jugado el histórico conflicto con Turquía antes de la crisis y cuál puede jugar en los años venideros?
Grecia ha estado por cuatro siglos bajo el yugo del Imperio Otomano y esta circunstancia histórica ha marcado de forma indeleble el carácter de los habitantes de la Península Helénica. Los griegos siempre han sentido un interés especial para liberar aquellos territorios, como las costas orientales del Mar Egeo y Estanbúl, que Atenas perdió definitivamente tras la firma del Tratado de Lausana (1923). Hasta 1974, fecha en la que se produjo la brutal invasión turca de la zona norte de Chipre, hecho que provocó el derrocamiento de la dictadura de los coroneles, las controversias solían resolverse mediante las armas. Desde esa época, la actitud de Ankara cambió radicalmente. Es fundamental, en este punto, señalar unas afirmaciones del ya fallecido Turgut Ozal, ex Primer Ministro de la República de Turquía, según las cuales ya no se necesitaba declarar la guerra a Grecia para conseguir el dominio del Mediterráneo oriental. Sólo era preciso alterar el perfil demográfico del país heleno mediante la masiva inmigración de musulmanes para acabar con Atenas. Y eso sucedió desde que (1990) el entonces Ministro de Asuntos Exteriores Antonis Samarás facilitó la entrada de extranjeros. Ankara ha jugado un rol primario en este asunto, ya que hacía la vista gorda cada vez que transitaban barcos repletos de paquistaníes, iraquíes o afganos destinados a Europa. La frontera entre Grecia y Turquía es un verdadero coladero: la falta absoluta de controles valió a Atenas una dura reprimenda por parte de Bruselas. También los políticos y empresarios griegos no están exentos de culpas puesto que se servían de estos inmigrantes como carne de cañón para obtener votos mediante la concesión de pasaportes-exprés y a la vez mano de obra barata.
– ¿Cómo ha afectado el poso cultural de Grecia y la idiosincrasia de los ciudadanos en la manera de enfrentarse a la crisis económica y política?
La sociedad helena está profundamente dividida. A lo largo de la historia los griegos han sentido la necesidad de pertenecer a una facción, un grupo o un partido que representen intereses especificos. Así fue en la antigüedad clásica, cuando las ciudades-Estado se aliaban con Atenas, Esparta o Tebas según la conveniencia. Cuando el País se liberó de la dominación otomana (1830) tres eran las formaciones presentes en la vida política: los anglófilos, los francófilos y los germanófilos. Durante la guerra civil (1946-1949) la rivalidad entre monárquicos y comunistas costó muchas vidas humanas. Actualmente, como demuestra el resultado de las recientes elecciones legislativas, existe una separación entre los que apoyan los recortes y los que los rechazan. El movimiento de los indignados helenos, surgido a raíz de las movilizaciones españolas de Mayo de 2011, no es nada más que un reflejo de las contradicciones existentes en el tejido social del País. Los griegos reaccionaron a la políticas de ajustes salvajes mediante la culpabilización de la clase política y financiera local, de las entidades acreedoras y del gobierno de Ángela Merkel. Así, los ciudadanos de a pia se han considerado las “víctimas sacrificiales” y no quieren tomar en consideración su enorme contribución a la ruina del país. Sin duda, ha sido una manera de actuar que ha denotado, una vez más, la profunda inmadurez del pueblo, incapaz de hacer autocrítica. Quienes expresaban una opinión diferente venían siendo tachados de “enemigos de la patria” o “sostenedores de la Troika”.
-En el resto de Europa los ciudadanos tienen una visión concreta sobre el pueblo griego: la de una ciudadanía reivindicativa que lucha por sus derechos, sin embargo tu sugieres que la pasividad es un elemento importante.
La ciudadania griega se ha manifestado, algunas veces de forma muy combativa, cuando el gobierno ha empezado a tocar los bolsillos de todos. Durante el periodo de “bonanza” muy pocos protestaban contra la corrupción cada vez más galopante, el enchufismo cada vez más descarado, la contaminación del sistema judicial y la impunidad de la clase dirigente. De hecho, existe una ley sobre la “responsabilidad de ministros” que, en pocas palabras, establece la irresponsabilidad de los mismos. Esta era la Grecia del gobierno socialista de Kostas Simitis que promovió la política de “modernización” en la que se suponía que para el País llegara una nueva “época de oro” que culminara en los Juegos Olímpicos de 2004, la “fiesta de todos”. La única preocupación de los griegos, entonces, era la de colocarse como sea en la Administración del Estado. Sin duda, pocos vislumbraban los efectos destructivos de la política del pan para hoy, hambre para mañana hasta que, a finales de 2009, comenzó a producirse el “crack económico”. Desde entonces las calles se han llenado de manifestantes que hasta increparon a los políticos en actos públicos o ante sus casas, pero era tarde, demasiado tarde. Ya habían decidido vender el país y ahora todos sufrimos las consecuencias.