DIARIO DE JESÚS, alias EL CRISTO

Novísima traducción directa del Nuevo Testamento

DOMINGO DE RAMOS (apud Mateo: 21)

Estábamos yo con mis colegas acercándonos a Londresalén cuando pasamos bordeando ese cerrito que los colgaos llaman Monte de los Oligos. Según mis cotillas favoritos, esta lomita es propiedad de un jeque romano o de un hereje, que todas las deposiciones se escuchan en las riñas del Amo. El caso es que, como corresponde a la temporada y al refrán, allí no había ni oligos ni estorninos. Ni planes de recalificación inmobiliaria y eso que está al lado de la carretera nacional. Nada donde meditar, sirlar, espigar, conspirar o asaltar. Ni siquiera una parada de autobús. Un asco.

Total, que iba a entrar en Das Kapital y no tenía ni un puto Lamborghini que llevarme a la talega cuando divisé unos purasangres en lontananza. Llamé a mis machacas, concretamente a los que me trabajan las rutinas más baratas, y les encargué que se curraran los semovientes. Ya sé yo que esta pirula me la sacarán en cualquier sumario pero me la recontincanpunfla.

“Pero hombre -les diré-, si es juego de churumbeles, no es para ponerse así. Campeón es campeón y su apellido es Savata. Burro es burro y su apellido es Ruiz. Yo sólo les dije a mis machacas: Id a ese barrio y afanarme ese purasangre de raza árabe que no tiene cadena y ese borriquillo kilómetro cero. Si alguien os ve, decidle: “El señor Chus, CEO de la prestigiosa casa Chus SA, los necesita, luego le pasáis la factura, pero sin IVA, eh?”.

Como era de esperar, algunos burreros de los que allí estaban les increparon –“¿Pero qué hacen estos cuatreros trincando al adalid de siete derbis? ¿Pero qué hacen desatando al borriquillo sin chip?”. Menos mal que mis esbirros les engrasaron con unos durillos y contentos se callaron y no llamaron a los maderos. Todo esto aconteció para cumplir lo dicho por el gurú Madoff von Wittgenstein cuando anunció: “Decid a esa hija de la Perrichola que merodea por Londresalén: ‘He aquí a tu agente de Bolsa que viene a ti, manso y bailando a horcajadas entre un alazán y un borriquillo mil leches, haciendo esas piruetas que aprendió en el circo Barnum’”.

Mis machacas fueron e hicieron como les mandé. Querían bautizar al purasangre como Ostentóreo pero yo le puse Imperioso porque me pareció más gallardamente esotérico. Le monté con donosura y también al borriquillo y mis fans pusieron sobre ellos sus trajes de dos mil euracos no fueran las bestias a pegarme pulgas o la erisipela carbonaria y yo me senté encima, bien arropadito. La basca tendió las fundas de cuero de sus limusinas y sus vestidos de novia y sus matas de maría casera por la carretera radial mientras otros cortaban ramas de los árboles porque estos londrisalenos muy ecologistas no son.

Claro que lo hicieron por el interés te quiero andrés y no menos porque les había untado. Todavía creen que me gasté un pastón en regalos para los capitalinos de las barriadas pero fue calderilla porque “son pobres y se contentan con poco”. Cuando entré en Londresalén, toda la ciudad se conmovió diciendo: -¿Quién es éste? Y la basca perdularia respondía: -“Este es Jesús, el Chamán de Niuyor, el pirao de las energías magnéticas y de las acciones en las energías nucleares. Dicen que nació entre toros indultados y piedrecillas falsas, allá por Curaré de Melopea”. Las multitudes me precedían pidiéndome “Eche usté padrino, no se lo gaste en vino; eche eche eche, no se lo gaste en leche” y las que me seguían, más viajadas, me aclamaban al grito de: “¡Welcome al hijo de Slim! ¡Güelcomiado sea el que viene como delegado ejecutivo de su papál!”

Una vez en Londresalén, lo primero que he hecho ha sido entrar en la Bolsa, a decir verdad un casino posmodelno con unas pocas lumis escondidas tras los plasmas. De allí he echado a golpes de talonario sin fondos a todos los que agentes que allí especulaban sin pagarme la protección. Les he hecho una oferta que no han podido rechazar y para demostrarles que iba en serio les he volcado las mesas a los cambistas y las sillas de los que vendían smartphones. Y como guinda del pastel les he espectorado:

-Escrito está: mi empresa, la acreditada Casa Chusa, será llamada Casa de Orates –lo cual es cierto pero sólo a medias- por algunos maledicentes nietos de Belcebú. Pero vosotros sois peores que hijos de Gates, sois sus primos, tenéis el Ph averiado, sois la hez porque la habéis hecho Mesa de Juntas y cueva de ejecutivos. Ele y arsa, arsa y ele.

Entonces, los desahuciados y los preferentistas vinieron a mí en la Bolsa y les regalé unas piedrecillas energéticas pa’ ir abriendo mercado y les indemnicé de mi bolsillo. O eso les pareció a esos pringaos pero algo me salió mal porque los principales arajais y los chupatintas se indignaron cuando vieron o creyeron ver que mi generosidad no era tal sino producto de las operaciones de ingeniería financiera en las que soy un avezado experto. Y más que se mosquearon cuando escucharon el bululú de los jóvenes brokers que me aclamaban gritando: -¡Welcome, güelcomiado sea el vero hijo de Charles Slim!

Y es que, por la gran inversión que sustentaba mis artes mágicas, me habían confundido con un becerrito de oro cuando yo soy toro de cuatro bolas –o Bolsas, ahora no recuerdo-. Y los arajais me dijeron: -¡Cuán gritan estos malvados pero en arreglando esta OPA lo van a pagar!

-Sí, les dije. ¿Nunca leísteis: “De la boca de los novatos y de los que invierten sin padrino preparaste la jugarreta de las falsas cotizaciones”?

Ya estaba próxima la Apertura de Pliegos y la Subasta Secreta y muchos vinieron de Beijén a Londresalén para cuadrar sus bisnes. Mi fama de ionizador competente y de especulador suertudo hacía que me buscaran como palito e’ romero y se decían unos a otros estando en la Bolsa: -¿Qué os parece? ¿tal vez ni venga a la Cumbre morcillera? Mientras tanto, los principales abates y los Farisexos, pillos entre los pillos, habían ordenado que si alguno supiese dónde yo estaba, se choteara para que me encalomaran.

Pero, como ya se estaba haciendo tarde y como me esperaban en Urania, dejé Londresalén seis días antes de la apertura de pliegos. Llegué a Urania –a la que algunos llaman Kakania- seis días antes de la apertura de pliegos. Llegué a Urania-Kakania donde vivía Lazarov a quien, como es fama mundial, años antes había hecho una limpia y un escáner y, para que no le faltara de nada, también un divaneo que duró meses a resultas de lo cual decidió que era preferible dejarse de mandangas depre y hacerse el reborn cual nuevo cristiano.

En Urania-Kakania me esperaba una cena de trabajo servida por la zascandil Alberta Arrejuntadas. Lazarov era uno de los comensales con más cartera de pedidos. Entonces la Arrejuntadas, habiendo traído de Andorra una libra del carísimo perfume Nardo Inmaculado de Bulgari Plus, ungió mis pies –falta les hacía- y los limpió con sus cabellos. Y la timba se llenó con olor a feromonas aromáticas que algo palote sí me pusieron, dicho sea sin acritud. Pero uno de mis guardaespaldas, Putass Estrambote, del que luego guardaré infausta memoria, ronroneó: -¿Por qué no fue vendido este perfume por quinientos eurazos y dado a los pobres?

Pero dijo esto, no porque le importaran los pobres, sino porque, amén de guarura, también era oenegero corruto y teniendo la cuenta corriente a su firma, sisaba más de lo normal.

-Déjala –le dije-. Para el día de mi procesamiento ha guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a Mí no siempre me tendréis porque me pintaré de colores con la talega llena en cuanto me descubran la primera quiebra fraudulenta.

LUNES SANTO

Volviendo a la ciudad por la mañana, con eso del atasco en la autovía, me entró el hambre hereje. Al ver un McDonald’s en el primer semáforo, me fui pa’ llá pero sólo tenían hígado de senegalés liofilizado. Menudo rebote me agarré… :

-¡¡Nunca jamás tengas beneficios –exclamé fuera de Mí-, nunca prospere tu cuenta de resultados, ojalá te pillen evadiendo impuestos y repatriando capitales en negro y que te cierren los de Sanidad y los de la Migra. Y, pa’ remate, que te absorban las tascas de criadillas y gallinejas!!

Efectivamente, así pasó enseguida y el comedero chatarra volvió a ser Casa Paco. Mis machacas, al verlo, se maravillaron diciendo: -¿Cómo quebró tan pronto esa franquicia maldita?

Respondíles: -De cierto os digo que si tenéis algún pringao a quien distraerle esos ahorrillos que tiene debajo del colchón y no dudáis en liarle, no sólo haréis esto de los McDonald’s sino que si decís a cualquier corporación: “Quítate y arrójate al Charco de la OTAN”, así será. Todo lo que pidáis conchabados con algún político de agenda forrada, lo recibiréis.

Llegué a la Bolsa y mientras -sólo para no perder la costumbre-, estaba especulando un ratito, se me acercaron los gurúes y los puretas de las financieras capitalinas y me espetaron: -¿Con qué aval patrimonial haces estas operaciones locas y qué Banco te abrió línea de crédito?

Entonces contraataqué: -Yo también os haré una pregunta y, si me respondéis, yo también os diré con qué información privilegiada y con qué enchufes hago estas operaciones financieras: ¿De dónde viene la fortuna de los neofranquistas? ¿Del cielo o de los hombres?

Entonces estos forajidos razonaron entre sí, murmurando: -Si decimos “del cielo”, nos dirá: “Naturalmente, os referís al cielo okupado por los Stukas de la Legión Cóndor y por los Savoia de los lejías de Florentino. ¿Por qué, pues, no lo admitís?”. Y si decimos “No de su herencia sino de su esfuerzo diario y de sus habilidades naturales”, el personal nos va a correr a gorrazos porque tienden a ser republicanos y lógicamente, sólo con ver a los Albertos o a los Botines, no nos creerán ni una palabra.

Total, que me contestaron: -No sabemos.

Así que les rematé: -Tampoco yo os digo con qué paquete de acciones hago estos vuelos privados a Luxemburgo. Pero, ¿qué os parece la siguiente historieta?: el marqués de Pillar Paramí tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve de Consejero Delegado a trabajar en mi multinacional OOH”. Este perillán pasado de rosca y de moda contestó: “Hoy no me puedo levantar”. Pero después, cambió de parecer y fue y hasta prosperó porque se hizo amiguito del alma de los Reyes Magos. Al acercarse al segundo, le propuso dirigir Fertimiseria pero este le respondió diciendo: “¡Sí señor, ya voy!” Y no fue porque temió que le cayera el marrón de eliminar las balsas de fosfoyesos de Güelta y, además, maquinó que la ministra Pía Tejarrima lo hacía mejor que él y, total, para la familia era una empleadita muy barata. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?

Ellos dijeron: -El primero.

Continué: -De cierto os digo que los covais, macrós y las pilinguis entrarán delante de vosotros en el reino de la Reserva Federal. Porque el hijo de Pillar Paramí vino a vosotros con las alforjas repletas de dollares y no le creísteis porque tenía fama de golfillo tarambana. Pero los chulos y las lumiascas y los royals le creyeron. Y aunque vosotros lo visteis, después no cambiasteis de parecer para creerle y ahora le tenéis en el candelabro del ostracismo. Y ahora oíd otra rendición de conspiraciones mortales y veniales:

Había una República de cuando las Expatrañas eran “una nación feliz, libre y obrera”. Se plantó un vergel cívico que fue la admiración de los bienaventurados y el espanto de los serial killers corrutos en su propia pus. Le rodeó con una legislación humanitaria, le educó desde la infancia en igualdad de oportunidades, cavó en él un lagar de hidromiel, edificó una torre ebúrnea y, por su excesiva bondad, la arrendó a unos gobernantes incapaces y se fue a sembrar la Buena Nueva por otras naciones menos afortunadas.

Pero cuando se acercó el tiempo de la cosecha, allá por el 36, envió a sus comisarios a evaluar cuánto había prosperado la reeducación de los viejos caciques. Y los caciques sotanescos y empistolados secuestraron a los delegados populares, exiliaron a millones y fusilaron a los niños y mujeres. La República envió de nuevo a otros probos funcionarios en mayor número que los primeros y les lapidaron y cortaron en rodajas con conchas poco filosas y les robaron sus bebés. Por último, les envió a su propio Ministro Principal ilusamente suponiendo que “le tendrán respeto”. Pero al ver al Grosse Republikan, los franquistas malos –perdón por el pleonasmo- se dijeron: “Este es el heredero. Venid, matémosle y tomemos posesión de su herencia.” Le encadenaron, arrasaron su razón y la sustituyeron por devocionarios y le asesinaron hasta la décima generación. Ahora bien, cuando venga el juicio de última instancia, ¿qué hará la Asamblea Mundial contra los pérfidos?, ¿qué hará contra los que se refocilan sobre la cuenta corriente y la cama de áureas espinas herencia de los sanguinolentos?

Me aseguraron que: -A los malvados los destruirá sin misericordia y arrendará su país a otros gobierneros, un poco mejores, quienes pagarán al pueblo el fruto de sus desvelos –o quizá no se lo pagarán-.

Les amonesté: -¿Nunca habéis leído la prensa alternativa? La piedra que destruyeron los franquistas fue la clave del nuevo arco que protegerá nuestros corazones. Por la gracia del Señor Dios de los Ejércitos (“Llenos están los Cielos y la Tierra de la Majestad de vuestra Gloria”) sucedió lo peor de lo peor y es espantoso en nuestros ojos. Por esta razón os digo que el reino de la Reserva Federal será quitado de vosotros los chaqueteros y será dado al Pueblo que finalmente cosechará los frutos de su rebelión. El que se deslome contra las libertades será quebrantado y se desmenuzará. Hoy me siento revolucionario pero mañana, no.

Al oír mis explosivos discursos ante las Juntas de accionistas, los principales obispillos y los Farisexos entendieron que yo les ninguneaba y que no les vendería ninguna acción, obligación ni opción de compra. Pero no se atrevieron a meterme mano. Temieron al pueblo porque éste me consideraba su personal coach y su mejor asesor fiscal.

MARTES SANTO

Estos capitalinos me tienen harto y eso que sólo llevo dos días en esta mugre. Y los más pesaos son los Farisexos. Esta purrela no para de preguntarme chorradas y yo les tengo que contentar porque es aquí donde voy a montar mi empresa, nacional multinacional y toa la pesca. Hoy me han querido embolar con un proyecto sobre bodas, bautizos y comuniones, con el anzuelo de conexiones directas con el show Pro-Novias de la prestigiosa casa BBC. No he picado. Pero, para su ilustración, les he contado esta parábola:

“In illo tempore, hubo un gil con mala leche, bigote, pelo largo, pulseras de colorines y corbata estranguladora -pero de seda, no de cáñamo. Para mí que era bujarra o sirlero. Su mujer no tenía bigote o sí pero en todo lo demás era igualita a su consorte sólo que en el inglés que (no) aprendió en el colegio de las Monjas Irlandesas. Se llamaban respectivamente don Asnal y doña Frasca o algo parecido y eran barandas muy principales en la Ejpaña de las Expatrañas.

Asnal y doña Frasca celebraron el banquete de bodas para su hija en un conventual de muertos bien relleno manando sangre y cieno que impedía el respirar. Pero ellos son así, un poco macabros, un asaz gore, les gusta bombardear morunos y son raritos en todo -un poco majaras, diría yo en voz baja-. Pero pasó que algunos invitados, al saber que la boda iba a ser en El Erial, salieron de naja.

Entonces, Asnal y doña Frasca enviaron a sus sicarios para llamar a los que habían sido invitados a la boda pero no querían venir. Nada, ni flores. No les hicieron caso quizá porque no se presentaron con todos los fierros. Volvieron a enviar otros sicarios, esta vez de gris y azul mahón, con los mantecados del cargo y con las fuscas en prietas las filas recias marciales.

-Decid a los invitados: el banquete está listo. He matado un montón de toros, urogallos, osos del Este y elefantes. Venid o sus arrepentiréis.

Pero no le hicieron caso y se fueron, unos a Sotogrande y otros a sus yates en Montecarlo. Pero peor fue que unos pocos pringaíllos de las puñetas empapelaron a algunos de los sicarios y hasta los metieron en el talego, por poco tiempo eso sí porque el bisnes iba sólo de mosqueo. Asnal se enojó, se fue a las Azores y, a cambio de unos denarios en B, convenció a sus colegas del Plus Ultra y éstos empapelaron a los empapeladores y les arrojaron a las ergástulas del paro parero cascabelero. Un máquina este Asnal. De estas resultas, Asnal dijo a sus tiralevitas, sicofantes y mangurrinos:

-El banquete, a la verdad, estaba preparado pero algunos invitados no eran dignos de manjares tan salvajinos deconstruidos. Id, pues, a las rotondas de las autovías y a los polígonos industriales y traeros a cuanto fulano o fulana halléis. No vamos a tirar la comida que luego la rescata alguna oenegé y salimos en los papeles.

Aquellos sayones reunieron a todos los que hallaron, tanto ricos como mediopensionistas y ¡por fin!, la boda estuvo llena de maleantes, figurantes y negociantes. Pero cuando entraron Asnal y dona Frasca para controlar cómo la basca se estaba poniendo hasta las trancas, repararon en un gil que no le hacía a las rayas ni a las chutas ni a las titis ni a los titos ni nada de nada. Como es lógico, Asnal saltó:

-Mi querido amigo, ¿cómo te atreviste a entrar sin traer regalo, sin ser ni siquiera Consejero Delegado de un vertedero industrial, sin llevar esmokin ni pingüino, así, vestido tan raro que no sé si vas de sport o de halogüín?.

Quizá me pasé de maracas –pensó Asnal- porque era el arzobispo de Trapobana con sede en Taklamakán y con las iglesias raras hay que estar a bien máxime si viene de las islas caribeñas Vírgenes, pero es que me cabreó y más que me sublevó su silencio. Entonces –prosiguen Asnal y Frasca- llamamos a los de Seguridad y les ordenamos:

-Atadle de pies y manos, me lo ponéis calentito y me lo dejáis es ese chalet secreto que ya sabéis. En cuanto pase la boda, allí habrá llanto y crujir de dientes porque muchos son los llamados pero pocos los escogidos.”

Fin de la cita. Instructiva, ¿no?

Entonces se fueron los Farisexos y consultaron en petit comité cómo podrían enredarme en alguna palabra. Después me enviaron a sus testaferros, amiguetes que son de los Herodianos. Y me preguntaron:

-Maestro, sabemos que eres hombre de verdad, que enseñas el camino del Gran Banco off shore con verdad y que no te cuidas de nadie porque no miras la apariencia de los hombres. Dinos, pues, ¿qué te parece?, ¿es lícito evadir impuestos, o no?

Pero ¡qué panda de pardillos y primaveras! ¿Se creerán que yo, el baranda de los manguis espirituosos –perdón, espirituales-, les voy a revelar mis trucos fiscales? Así que les he respondido:

-¿Por qué me probáis, so zoquetes? Vamos a ver, a la voz de ¡ya! mostradme vuestras declaraciones de bienes, de renta, de IRPF, de IVA y de la madre que os parió.

Me presentaron unas declaraciones chungas, llenas de tachaduras, direcciones inexistentes, firmas ilegibles, cesiones a testaferros y formularios caducados. Entonces les dije:

-¿De quién es esta logotipo y esta firma?

-De Su Majestad el Rey Felipe VI, me contestaron.

-Por tanto –les respondí-, dad a Felipe lo que no podáis evadir, y a mí me dais el resto. Al oír esto, se maravillaron y se piraron.

Después me han llegado los saduceos, esos que dicen que no hay paraísos fiscales –serán borricos. Ya se sabe, una vulgar trampa saducea propia de lo que son: canónigos y cardenales, y me han preguntado:

-Maestro, Moisés von Savata y Aaron Azúa-Hayek dijeron: si un Presidente muere ab intestato y no tiene hijos, su Consejero Delegado se casará con su mujer y levantará descendencia con toda la ristra de apellidos, ¿entendido? ¿Ok? Entonces te contamos el problema: había, pues, siete ejecutivos entre nosotros. El primero tomó mujer y la palmó igualmente y, como tampoco tenía ni testaferros, dejó su mujer a su colega de bancada. De la misma manera sucedió con el segundo y el tercero, hasta los siete. Después de todos, estiró la pata la mujer porque ya sabemos que ellas duran más. Si es verdad, como tú nos enseñas, que hay paraísos fiscales, puesto que todos pasaron por alguno que lo parecía, ¿de cuál de los siete será Presidenta?

Respondíles: -Erráis porque no conocéis las escrituras de propiedad ni tampoco el auténtico poder de los dollares; sabed almas de cántaro que en los paraísos fiscales no hay casorios que valgan sino que todos sus turistas son como los ángeles que están en el Cielo. Y acerca de los paraísos de Suiza o las Bahamas, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por In God We Trust?: Yo soy el Dios de Jehová, el Dios de Confucio y el Dios de Dioses. Y SuperDios no es consorte de pringaos muertos de hambre sino de vivos muy vivillos.

Creo que al final me enredé un poco pero dio igual. Al oír esto, las multitudes estaban desayunándose con mi doctrina. Les he dejado planchaos o, como se dice vulgarmente, atoñitos aunque yo sé que se pronuncia “atónitos”. Después me han llegado otra vez los Farisexos que esta vez venían con una jarka de picapleitos mohosos y de leguleyos con manguitos llenos de toner negro.

-Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de La Ley?

Qué chorrada de pregunta… me la pusieron como a Fernando Sétimo. Respondíles:

-Artículo primero: “Amarás a la Constitución con todo tu bolsillo y con toda tu mafia y con todas tus influencias”. Y es que la Consti, sin llegar a ser La Pepa, es tan buena que es ciencia infusa; no hace falta que os la leáis. Esto es importante. Luego tenéis una Disposición Transitoria que es para la galería. No es importante pero os la voy a leer: “Amarás a tu asesor fiscal como a ti mismo, o sea, más que a tu mujer y a tu prole”. De estos dos mandamientos dependen la Ley del Embudo y los plumillas orgánicos.

Otra vez les he dejado planchaos. Y he pasado a la ofensiva porque no hay mejor defensa que un buen ataque. Reuní a los Farisexos y les pregunté:

-Oído cocina: ¿qué pensáis de mi amiguete el POTUS?, ¿sabéis de quién es hijo? (A estos palurdos he tenido que explicarles que POTUS es “President Of The United States”, porque yo soy muy viajado pero ellos no)

-De la Princesa Demokaka, me han respondido los muy tarugos.

-Entonces, ¿cómo es posible que la Grosse Teutone Merkel, Brujelas mediante, le llame Señor? Pues dice POTUS en su bendita palabra: Dijo SuperDollar a mi Príncipe: “Siéntate en mi Consejo de Administración hasta que pongamos a tus competidores debajo de tus exenciones, corruptelas y subvenciones, hasta que les saquemos las higadillas y les pulamos las cuentas corrientes, las negras y las blancas, y hasta la bicicleta estática”. Entonces –les repetí-, si POTUS le llama SuperDollar, ¿cómo tendrá que llamarse su Consejero Delegado?

La verdad es que no tengo ni idea pero a los capitalinos hay que hablarles así, con mucha prosopopeya y metiendo algún inglesajo. El caso es que les he dejado no planchaos sino laminaos mientras que yo he seguido más niquelao que antes. Nadie se ha atrevido a preguntarme más así que me he ido con mis troncos a tomarnos unas birras y ver si podíamos tiburonear a alguna titi del lugar.

MIÉRCOLES SANTO (apud Mateo: 23)

Hoy me he tirado un folio de cuidiao. Amanecí con una señora resaca así que, para ponerme a funcionar, me tomé algunas pilulas, una pipita moruna, un vasito verdoso y unas rayitas marrones que me pusieron el cuerpo e’ jota, la lengua larga y la prudencia escasa. Entonces, más lanzao que romá en descampao, hablé a la asamblea del barrio, a mis tronquis y a las fuerzas y cuerpos de inseguridad de los santos Pipa y Porra. Y les solté este inmenso espiche:

“Los sofrim, que es como aquí llaman a los profesores de religión y los Farisexos están sentados en la cátedra de Moisés von Savata y Aaron Azúa-Hayek. Así que todo lo que os digan hacedlo y guardadlo o no pasaréis los exámenes ni aprobaréis ninguna oposición al Cuerpo B de la Administración. Pero no hagáis según sus obras, porque ellos dicen y no hacen. Atan cargas bizantinas, demodés y eurocéntricas -unos coñazos de leer- y las ponen sobre los hombros de los pringaos y de los trepas simplemente porque es lo mismo que ellos tuvieron que hacer el medio minuto que fueron jóvenes. Pero, ahora que han ascendido al mandarinato, no las quieren mover ni con el dedo. Item más, han hecho fortuna sin arriesgar ni su bolsillo ni su fama porque hacen todas sus obras sólo para ser vistos por los mandarines más viejos y más pellejos. Ensanchan el círculo de sus amistades filacteriosas y alargan los flecos de sus corruptelas. Aman los primeros asientos en los desfiles militares, en los saraos académicos y en la Fila Cero de los aquelarres benéficos. Se pirran por las inauguraciones de estatuas a genocidas como Joan Mach y se mueren por ser aclamados, “¡presidente, presidente!”

Pero vosotros no seáis llamados presidente porque yo soy vuestro único Big Kakaruk y vosotros sois banqueros anarquistas. Y no llaméis a nadie vuestro Padre en la tierra porque “nunca se puede decir de esta agua no beberé ni este cura no es mi padre” –aunque esté en los Cielos más solito que la una. Ni os llaméis Gurú porque vuestro gurú es uno solo: Yo –y mi circunstancia. Porque el que es accionista mayoritario entre nosotros será vuestro machaca porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido [Aunque aquí me lié un poco, este párrafo recibió grandes aplausos]

¡Ay de vosotros, sofrim y Farisexos, hipócritas! Porque cerráis a los currantes el reino de la Bolsa y de la información privilegiada delante. Sois como el perro del hortelano, no entráis ni dejáis entrar a nadie que no pertenezca al Club de Campo.

¡Malhaya de vosotros, hacendistas y Farisexos, hipócritas! Porque devoráis con los embargos las casas de las viudas y como excusa remordida hacéis largas oraciones a la igualdad de oportunidades ¡Por esto recibiréis la mayor condenación!

¡Malditos seáis accionistas y Farisexos, hipócritas! Porque bombardeáis a la musulmanía por tierra, mar y aire para fabricar terroristas y, cuando lo lográis, hacéis unos Hijos del Infierno tan cutres como vosotros [Se oyen voces: “Maestro, no te pases”]

Líderes ciegos, ¡jodeos! Pues decís: ‘Si uno jura por la Bolsa de Valores, no significa nada porque sabéis que esos valores son puras baratijas; pero si jura por el oro de la Bolsa,. ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el casino Calaclava que santifica al oro? Decís: ‘Si uno jura por la cotización del IBEX 35, no significa nada porque éste no depende de los jugadores minoritarios; pero si jura por la mano que mece la cuna del IBEX, entonces sí que nos creemos su juramento’. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la Bolsa o el mamoneo que cuantifica sus cotizaciones?

¡Ay de vosotros, usureros y Farisexos, hipócritas! Porque entregáis el impuesto sobre la renta que, para vosotros, es el chocolate del loro aderezado con menta, eneldo y comino. Pero habéis omitido lo más importante de la Ley, a saber, el paraíso fiscal, los cuatro duros de impuestos pagaderos en Luxemburgo, las comisiones a los jeques sauditas, las astillas pa’ los traficantes de armas… Ah!, y el juicio, la misericordia y la fe; esta oligo-coletilla era necesaria “pa’ que lo vea el inglés”.

¡Presidentes ciegos que alarmáis con los mosquitos de la gripe aviar y del zika para vendernos el decrépito camello de las farmacéuticas!, ¡ay de vosotros!

¡Ay ay ay de vosotros, explotadores y Farisexos, hipócritas! Porque mucha cooperación al desarrollo pero por dentro está llena de informes falsos, de obras imposibles de verificar, de buena-mala conciencia y de cominerías presupuestarias. ¡Farisexo ciego! ¡Limpia primero tu casa para que también el exterior se haga limpio!

¡Ay caray de vosotros, chantajistas y Farisexos, hipócritas! Porque sois semejantes a sepulcros blanqueados que se muestran rojos por fuera y azules por dentro. Pero por dentro estáis llenos de huesos de muertos por las cunetas y de toda la cal viva de Europa. Por fuera os mostráis demócratas equidistantes pero por dentro estáis llenos de contubernios partidistas, de mamoneos con el enemigo gringo, de grandes coaliciones, de hipocresía y de iniquidad [Se oyen voces: “Vale tío, pero no nos abuchares que nosotros no somos del Choe”; y una voz con acento mexicano, “Ok, güey, no nos achicopales”]

¡Ay Karaí de vuestra parentela, negreros y Farisexos, hipócritas! Porque edificáis en inglés mausoleos criselefantinos para los plumillas de la cuadra PRISA mientras que sólo adornáis con flores de plástico misérrimas placas en honor de algunos puretas asesinados y decís: “Si hubiéramos vivido en los días de la Revolución Española, no habríamos sido cómplices en verter la sangre de los republicanos.”

Así dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de los franquistas que aterrorizan a Las Expatrañas “para diez generaciones”. ¡Arrepentíos pecadores!, ¡Renegad de vuestros padres o, al menos, de su herencia material! ¡Serpientes! ¡Generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del Infierno? [se oyen voces “Qué tío más pesao, vete a lavarte esa boca”]

Mirad, hijos de mala madre: yo os envío sabias señoras y santos varones y, de ellas/os, a unos crucificaréis y a otros torturaréis en vuestros Ministerios y perseguiréis de ciudad en ciudad de manera que caiga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre del justo Ferrer i Guardia hasta la sangre del justo Salvador hijo de Puig, a quien matasteis después de muerto entre el miedo y el olvido. De cierto os digo que toda esta infamia recaerá sobre cientos de generaciones.

¡Londresalén Londresalén, que matas a los rebeldes y apedreas a los pacifistas! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la multinacional junta a sus filiales y no quisiste! O, bueno, quisiste pero me pusiste tantas pegas debajo de la mesa que me aburriste y me tuve que ir al extranjero. Por eso dejé desierta vuestra casa que es de lenocinio -perverso y casto a la vez- porque en verdad os digo que me tenéis hasta el gorro así que desde ahora no me veréis más hasta que gritéis con todas vuestras fuerzas: ¡Bendito el que viene con nuevas inversiones en el nombre de Slim! [Ovación apoteósica, enfervorizada, la hostia, pues. Se nota que funciona muy bien la proclama incendiaria y a Mí me encanta esto de disfrazarme de revolucionario]

JUEVES SANTO

¡Vaya diíta que he tenido!… Cuando salí de mi despacho en la Gran Empresa Chus SA, se me acercaron algunos de mis chupatintas para mostrarme algunas de mis propias oficinas secretas y abrirme para mi vº bº las contabilidades en B y hasta en Zeta. Estaban preocupados porque, según estos apocados machacas, se notaban las costuras de mis componendas financieras. Querían saber si también ellos se iban a caer con todo el equipo caso de estallido. Respondíles: -Tranquis tronquis; ¿veis todo esto? De cierto os digo que aquí no quedará piedra sobre piedra que no sea derribada… Pero eso ocurrirá cuando ya estemos en las Bahamas amartelados con unas mulatas que nos abanicarán con paipais alas de Morpho.

Estando panza arriba en esa urbanización de la que ya os hablé el domingo pasado, esa que llaman ‘Monte de los Oligos’ aunque no tenga oligos ni estorninos, se me acercaron mis machacas y me susurraron: -¿Cuándo sucederán estas cosas? ¿Y qué señal habrá de las Bahamas y de tu ascensión al BM-FMI y del Fin del Capitalismo?

Poniéndome extupendo, díjeles: -Mirad que nadie os venda su moto vieja porque muchos vendrán en Mi nombre diciendo: “Yo tengo una línea de crédito de tropecientos mil millones”, y engañarán a muchos. Oiréis de guerras y de rumores de guerras. Mirad que no os turbéis, porque las guerras son necesarias para que los pobres no se nos suban a las barbas, para que se entrematen y para venderles de todo y para arramblar con su patrimonio a precio aún menor que el de la gallina flaca. O sea, mirad mi ejemplo: la guerra no es el fin sino el principio de mi buena amistad con neofranquistas, saudíes, turcos e israelíes.

Porque se levantará nación contra nación y pringaos contra pringaos. Habrá hambre y terremotos por todas partes pero lo llamarán ‘catástrofes naturales’. Y, en efeto, es muy natural que se caigan los edificios que he construido con argamasa de mocos y que se inunden las centrales nucleares que he levantado al lado de los tsunamis. Todas estas calamidades son principio de dolores… para los pringaos. Pero, ¡ojo!, si nos tenéis el riñón bien cubierto, Entonces os entregarán a la tribulación y os inspeccionaran hasta la niña de los ojos y seréis aborrecidos por todas las naciones por causa de mi –hasta entonces- acrisolada reputación. Entonces muchos tropezarán y se traicionarán unos a otros y se chivarán a los rojeras nuestros enemigos y se aborrecerán chotas contra chotas. Muchos falsos financieros caerán por el parqué y hasta por los mejores salones cual paracaidistas beodos y engañarán a muchos y por haberse multiplicado la especulación barata, se enfriará el amor de muchos a las inversiones con retorno inmediato. Pero el que conserve su patrimonio agazapado a buen recaudo –Delaware ya habrá desaparecido- será salvo. Y este vademécum de preferentes no preferidas será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las razas y luego vendrá el Fin.

Por tanto, cuando veáis establecida en el lugar santo la abominación desoladora del uranio empobrecido de la cual habló el profeta Peterson, entonces los que estén en Gaza que huyan a los refugios –si los encuentran. El que esté en la azotea, descienda para sacar esconderse debajo de la cama y el que esté en el campo, mejor que huya y no vuelva atrás a recoger sus ahorrillos verde aceituno. ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que críen en aquellos días porque sus hijos vendrán ciegos y con doble joroba! Orad, pues, para que vuestra huida no sea en invierno porque entonces habrá una gran tribulación como no ha habido desde el principio del mundo ni habrá jamás.

Si aquellos días no fuesen acortados, no se salvaría nadie; pero por causa de la oposición interna y externa, aquellos días serán acortados. Entonces, si alguien os dice: “Mirad, aquí está el terrorista culpable” o “Está en Ramala”, no le creáis porque se levantarán falsos escribidores y falsos capitalistas y darán grandes señales y maravillas de tal manera que engañarán incluso a los rojeras más informados. ¡Mirad que os lo he dicho de antemano! Así que, si os dicen “El terror viene del desierto”, no invirtáis; o si os dicen “Mirad, está en las habitaciones interiores”, no lo creáis. Porque así como el relámpago sale de Beijén y se muestra hasta Niuyor, así será la venida del Gran Pastón que nos absorberá a poco que nos descuidemos.

Porque donde esté la suspensión de pagos, allí se juntarán los buitres y los subasteros. Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el Nasdaq se oscurecerá y la ONU dará su aquiescencia. Las multinacionales se caerán del guindo y los poderes de los monises serán sacudidos. Entonces se manifestará el logo del Hijo de Slim en la Reserva Federal y se cagarán de miedo todas las tribus de la tierra y me verán en la tele y en las redes sociales como Hijo de Slim viniendo sobre las nubes en mi Bombardier FMI con misiles de uranio empobrecido que es lo único pobre que tengo –por ahora. Mi papa Charles enviará a sus testaferros con un gran sonar de tiritos –cash, cash, cash-, y ellos reunirán a los caballistas de verdad, los que beben de los cuatro vientos prósperos desde un extremo del Tesoro hasta el otro, ese que linda con Andorra.

De la expresión popular ‘estar en la higuera’ aprended la analogía: cuando más despistados estéis, brotarán vuestros competidores y sabréis que os han pillado todos vuestros pin y pun y punk y ¡zas!, os publicarán vuestros emails. Así también, cuando veáis que os incordian sin ton ni son, sabed que está cerca el cambio de gobierno. De cierto os digo que no pasará esta generación hasta que haya crack bursátil. El dólar y el euro pasarán pero, como otros dijeron in illo tempore, mis propiedades “No pasarán”.

Pero cuándo será aquel día y hora, nadie lo sabe; ni siquiera los testaferros de bulto en sobaquera, ni aun Yo mismo, sino sólo Papa Slim. Porque como en los días de Breton Puf, así será la venida del Hijo de Slim. Pues como en aquellos días antes de la Depresión del 29, estaban drogándose y dándose a la lujuriosidad hasta el día en que Breton Puf entró en la caja fuerte y raspó la olla y no se dieron cuenta hasta que vino la segunda Depresión y se los llevó a todos a la bancarrota: así será también la venida del Hijo de Slim.

En aquel entonces, estarán dos varones tomando entre sí en el Campo dei Fiori; el uno será tomado y el otro será dejado –para disgusto de los dos. Dos mujeres estarán moliendo café entre ellas; la una será tomada y la otra dejada –para disgusto de las dos. Velad, pues, porque no sabéis en qué día viene vuestro Papa. Pero sabed esto: si el dueño de caja fuerte hubiera sabido a qué hora habría de venir la inspección, habría velado y no habría dejado que forzaran la entrada y entraran hasta la cocina [voces de “te seguimos por lo bien que te explicas, Perotuyo”]

Por tanto, estad preparados también vosotros porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo de Slim. ¿Quién, pues, es el guarura fiel y bien artillado a quien Él puso sobre los covachuelistas de su Banco, para que les diera o quitara información privilegiada? Millonetis será aquel mindungui a quien, cuando Él venga, le encuentre cuidando el pastizal. De cierto os digo que Él le pondrá en antecedentes de sus marramucias y se comprará un Bugati en menos que se persigna un cura loco.

Pero si aquel funcioneta felón dice: “Se retrasa mi jefe de sección” y si aprovechándose de la demora comienza a humillar a los otros horteras y come y bebe con los clientes, el Jefe de Sección de aquel listillo vendrá en el día que menos se le espera –la víspera del puente, por ejemplo- y le castigará quitándole complementos salariales y le degradará a mozo de almacén. Allí habrá llanto y crujir de dientes.

Entonces, la Reserva Federal será semejante a aquellas diez acólitas del Gurú Sintético que tomaron los ahorritos de toda la vida y salieron a recibir al Gordito. Cinco de ellas eran sacerdotisas y cinco tibias en su adicción porque no se fiaban del todo y escondían sus cuentas corrientes. Cuando las tibias tomaron sus credenciales, no tomaron consigo ni cheques ni pasta en metálico. Pero las sacerdotisas tomaron monises cash juntamente con sus libretas de ahorro. Y como tardaba el Gordito, todas cabecearon y se quedaron dormidas.

A media noche se oyó gritar: “¡Ha llegado el Gordito, salid a recibirle!”. Entonces, todas aquellas acólitas se levantaron y alistaron sus faltriqueras. Y las tibias dijeron a las iniciadas: “Prestadnos unos euritos de nada porque andamos caninas”. Pero las abducidas respondieron: “No, no sea que nos falte a nosotras. Vosotras, id a los usureros y compradles las ofertas que anuncian en la tele”.

Y mientras las pobres infelices de las tibias se arruinaban con el préstamo abusivo, llegó el Gordito y las colgadas entraron con él al convento y se cerró la puerta. Después vinieron las tibias pidiendo a gritos: “¡Gordi, Gordi, ábrenos!” Pero él respondió: “De cierto os digo que no os conozco de ná”. Moraleja: eso que se ahorraron las tibias porque dentro del convento todavía las esperaban más gabelas, pechos y tasas.

Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora. Porque, en el otro género, la Reserva Federal será semejante a aquél corredor de apuestas que, antes de viajar a Suiza con unas maletas pesadísimas, llamó a sus curritos y les prestó algo de pasta a un interés levemente inferior al habitual. A uno le dio cinco mil dólares, a otro dos mil y a otro, mil. A cada uno dio conforme al conocido teorema de Rockefeller: ‘capacidad de corrupción versus morosidad más imprevistos es igual a negocio’. Inmediatamente, el que había recibido cinco mil dólares los invirtió en un bisnes de armas para los fachas golpistas de Ucránica y ganó otros cinco mil dollares. De la misma manera, el que había recibido dos mil ganó también otros dos mil porque sólo se atrevió a invertirlos en una empresa de prostitución. Pero el que había recibido sólo mil dollares, los puso a plazo fijo en un banco de la competencia.

A su vuelta de Suiza, el susodicho corredor de loterías y apuestas arregló cuentas con sus curritos. Cuando se presentó el primero de la serie, dijo: “Director General, me entregaste cinco mil dólares, he vendido unos misiles guay pa’ tumbar aviones comerciales y he ganado otros cinco mil”. El Director le dijo: “Bien, currito de mis amores; has sido un aguililla sin escrúpulos así que te ascenderé. Entra en el gozo de nuestra empresa”. Y cuando se presentó el segundo, le dijo más o menos lo mismo pero sin demasiados aspavientos ni promesas de ascenso.

Cuando se presentó el que sólo había recibido mil dollares, dijo: “Ilustrísimo señor Director General: sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Y como te tuve miedo, puse aquella pasta a plazo fijo. Aquí tienes los mil dollares con los quince centavos de intereses.” El corredor de apuestas le respondió: “¡Currito malo y perezoso! ¿Acaso no sabías que, en efecto, cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí? Por lo tanto, debías haber entregado mi pastaflora a mis banqueros y, al volver yo, habría recibido mil cincuenta dólares y no esos miserables quince centavitos. Por tanto, quitadle la pasta y dádsela al que ya tiene diez mil dollares”. Porque a todo el que tiene le será dado y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo poco que tenga le será quitado (Mateo 25-29) “Ah!, y de paso, al currito inútil echadlo en las tinieblas de afuera. Allí habrá llanto y crujir de dientes”.

Cuando venga el Hijo de Slim en su Bombardier y con todo su Estado Mayor, entonces se sentará sobre el trono de VaticOnu y todos los Presidentes se postrarán a su alrededor. Él separará los unos de los otros, como cuando el Sumo Arajai separa a los pecadores de los pringaos, y pondrá las ovejas a su derecha y los cabrones a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los derechistas: “¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre de oro y me disteis los Tesoros de vuestros pueblos; tuve sed de champán y me disteis elixires de la Viuda; fui inmigrante platudo y me abristeis vuestras empresas; estuve en la bancarrota fraudulenta y condonasteis mis agujeros; estuve enfermo de apoplejía crematística y me visitasteis con la Prisa Platino; estuve un rato en Pozo del Capital y vinisteis a Mí con créditos FAD.”

Entonces los derechistas le responderán: “Señor Consejero Delegado hijo de Papá, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos o sediento y te dimos de beber?, ¿cuándo te vimos forastero y te recibimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a ti?”. Y el Rey les dirá del mejor de los humores: “De cierto os digo que cuanto hicisteis a mis socios minoritarios, a Mí me lo hicisteis.”

Entonces se le agriará la leche, enrojecerá de rabia asesina y gritará a los izquierdistas: “Apartaos de Mí, malditos, al subempleo o al paro que tengo preparado para el rebelde y sus compañeros de viaje. Porque tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed y etcétera”. Entonces los izquierdistas guay se cagarán en tóos sus muertos mientras que los izquierdistas de boquilla le responderán lo mismo que los derechistas y el Rey les contestará lo mismo porque el tema ya estaba cansino. Pero lo cierto es que los izquierdistas de verdad verdaíta irán al paro y los izquierdistas caviar y los derechistas irán a la vida consumista a tope.

(Mateo: 26) Aconteció que, cuando terminé de largar todas estas palabras, dije a mis machacas: “Sabed que después de dos días se celebra Jalowín y el Hijo de Slim va a ser arrojado a las ergástulas del paro parero cascabelero… o quizá a algo peor.”

Entonces los accionistas mayoritarios y los puretas de Londresalén se conchabaron en el palacio del Sumo Arajai -que se llama Cagás- y consultaron entre sí para prenderme por un asuntillo de subvenciones no justificadas y apiolarme. Pero se tomaron sus precauciones populistas: “No lo hagamos en fiestas porque los plumillas estarán de vacaciones y no se enterará ni el gato”.

Estando Yo en Urania-Kakania, en la mansión de Simón y Simoneta la Bien Peiná, se me allegó una doñita trayendo un frasco de alabastro con perfume de gran precio y lo derramó sobre mi cabeza mientras yo estaba dando cuenta de una pata de urogallo en peligro de extinción. ¡Joder, qué susto me dio! Al verlo, mis machacas se indignaron: -¿Para qué este desperdicio? Porque esto podría haberse vendido a un gran precio y habérselo dado a una oenegé de esas que sobreviven por los pobres.

Cuando, pasado el sofoco, me dí cuenta de que ese argumento falacioso ya lo habían usado días atrás, me molestó su falta de imaginación y les recriminé: -¿Por qué molestáis a esta simple de doñita si ha hecho una buena obra conmigo? Porque siempre seguiréis fabricando pobres para vuestro deleite pero a Mí no siempre me tendréis porque Yo soy volandero cual fondo buitre. Al derramar este perfume sobre mi cuerpo, la doñita lo hizo para prepararme para las inspecciones y procesos que vendrán. De cierto os digo que dondequiera que este Tratado de Economía Ultraliberal sea predicado, también será contado entusiásticamente lo que esta doña me ha hecho –y lo dejé ahí porque lo que siguió al perfume y a mi retirada con la susodicha a mi fumadero de opio fue aún más oloroso.

Entonces, uno de mis doce consejeros, que se llamaba Putass Estrambote, fue a los arajais, sicarios, puñeteros y frailunos viejunos y les dijo: -“Yo me chivaré dependiendo de, ¿cuánto hay pa’ eso?”. Los platudos que me hacían competencia le prometieron treinta mil dollares y desde entonces Putass buscaba la oportunidad para entregarme.

El primer día de Jalowín, durante la fiesta de las hostias con cornezuelo de centeno, mis machacas se me acercaron diciendo: -¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer la Jalowín? Les respondí sin acritud: -Id a la capital, buscad en el barrio de Malacharca a un facineroso con mucha pasta en negro que es mi amiguito del alma y decidle: “El Presidente y CEO de Chu S.A. dice: ‘Mis caducifolias están cerca; quiero celebrar la Jalowín en tu mansión, acompañado por todo mi combo de machacas, escoltas y estarletes y tú tienes que aportar los manjares y unos cuantos volquetes de putas. Si me pones cara de perro sarnoso, te denunciaré a mi juez preferido y te esposarán mis maderos en nómina'”. Los machacas hicieron sin regateos como les mandé y prepararon la Jalowín.

Al atardecer, estaba el infrascrito sentado a la mesa con los doce consejeros y mientras comíamos, dije: -“De cierto os digo que uno de vosotros se va a chotear de las operaciones que tenemos planeadas para esta excursión de negocis negocios”. Entristecidos en gran manera, comenzaron a preguntarme: -¿Acaso seré yo? Entonces les insinué: -El que mete la mano conmigo en la caja fuerte –era no decir nada porque todos lo hacíamos-, ése me entregará a los alguaciles de los papeles timbrados y verjurados. A la verdad, el Hijo de Slim tiene siempre preparada una extupenda coartada pero, ¡ay, de aquel chota que la destruya!, más le valdría no haber nacido porque, en cuanto salga del talego, le perseguiré hasta el fin del mundo. A lo que Putass Estrambote musitó: -¿Acaso seré yo, amado Líder? Un tantico irritado por su atrevimiento, riposté: -“Tú lo has dicho, hideputa, chivato pucavela de roña y riñón forrado”. Las cuentas claras mantienen las enemistades.

(Mateo: 26) Mientras ellos comían rancho, tomé un puñao de peyote y le espolvoreé con marroncita de la buena, buen buticlán de la taba y una pizca de nuez moscada para disimular. Lo partí y se lo dí a mis machacas sin decirles el manjar especial que era y les exigí: -Tomad y comed. Este es mi cuerpo. Tomando el potaje y habiendo dado gracias a Quechacocha dios de los Slim, continué: -Bebed de esta copichuela todos porque esto es hemoglobina fina la cual es derramada para el perdón de las letras y de los descubiertos. Pero os digo que desde ahora no beberé más de este fruto del desierto hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de las Bahamas.

Y después de cantar un chunda chunda new age de mínima inspiración, salieron al Monte de los Oligos. Entonces les dije: -Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche y no me extrañará dado el colocón que tenéis y más aún que tendréis. Porque está escrito: Heriré al bolsillo y las ovejas del Consejo de Administración serán dispersadas. Pero después de haberme fugado del talego, iré delante de vosotros a Melopea.

Me respondió el más sinuoso de todos ellos, Peter F. Glez Sánchez, alias el Equívoco: -Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. Le respondí: -De cierto te digo que esta noche, antes de que se te pase el tripi, tú te me chivarás tres veces. Peter F. ripostó: -Aunque me sea necesario correrme en tu culo, jamás lo negaré. Y todos los machacas dijeron lo mismo con lo cual me demostraron que ya estaban más que coloquetas.

Entonces llegué con ellos a un lugar que llaman Gesto del Maní y dije a mis machacas: -Apoltronaos por aquí a dormir la mona mientras yo voy a pillar una china de tabaco moruno pa’ completar el postre. Vuelvo enseguida. Tomé como escoltas armados a Peter F. y a los dos hijos de Alfonsito Perra pero son tan sosos que enseguida comencé a entristecerme y a angustiarme –o quizá fue que me entró el bajón piscodélico.

Entonces, debe ser que ya estaba en plena bajadita, les confesé: -Mi alma está muy triste, debe ser que ando en un bad trip. Quedaos aquí y velad conmigo no se me vaya a ir la olla. Un poco más adelante, me volvieron los colorines por lo que me postré en la postura del loto fláccido moqueando y llorando: -Ay, Papa Pagaré, todos los negros tomamos café –no, ésta copla no es-, quiero decir, papaíto, de ser posible, que se pase pronto este mal viaje. Pero no sea cuando yo quiera porque aún no quiero porque estoy vacilando rico… sino cuando tú quieras.

Volví a mis ujieres y machacas y los hallé durmiendo el tripi así que dije a Peter F.: -¿De modo que no habéis podido velar ni una sola hora conmigo? Velad y vigilaos los unos a los otros para que no caigáis en la masturbación. El tripi está fuerte y las vergüenzas, duras cual canto cuando me levanto. Por segunda vez me aparté porque me había entrado la risa tonta. Reuniendo las cuatro neuronas autónomas que me quedaban, me auto-sermoneé: -Papa Pagaré mío, si no puedes descontar estas letras, si no me queda caja chica, hágase tu lanzamiento. Pero que me jode, me jode [Dios y Santa sea la María, en qué alucinaciones chungas andaba]

Cuando volví, les hallé durmiendo, con sus ojos cargados de la concupiscencia verdosa y la frustración homicida que les había contagiado descargando mi mal tripi –o sea, que les puse a punto de caramelo para ayudarme en mis futuras marramucias financieras.

VIERNES SANTO (apud Mateo: 44)

Si ayer fue movidito, hoy ha sido mucho peor… Dejando a mis machacas y conseglieri, me aparté de nuevo y vomité por tercera vez, repitiendo los regüeldos propios de mi condición tripera. Más mosqueado que un niño fino sin caballo –por las reminiscencias, retiro lo del equino-, volví donde mis machacas y les levanté a grito pelao: -¡Banda de mariquistas y robasperas!, ¿todavía estáis durmiendo el colocón? Son más de las doce, el sol quema gratis y el Hijo de Slim va a ser entregado en manos de picapleitos sudaos y próceres malolientes. ¡Levantaos, vamos! Está cerca el mamón que se ha choteado de la contabilidad B-Z de nuestra empresa.

Mientras aún me limpiaba las telarañas del tripi, vino Putass, que era uno de mis doce Consejeros Privados y con él mucha gente con órdenes de allanamiento y lanzamientos de hipotecas y vencimientos de pagarés y toa la pesca. Venían de parte de los principales banqueros y de los peores puretas de Das Kapital. El que me entregaba les había dado una clave: “Al que yo bese, ése es. Prendedle.” De inmediato se me acercó y me escupió con voz gangosa y aguardentosa: -¡Te saludo, Padrino! Y me besó el muy Putass. Viendo la cosa colol de holmiga, Yo le aconsejé abreviar: -Mira hideputa engendro de pacifistas y de honestos contribuyentes, no me jodas más con tus protocolos de chivato untuoso y haz lo que viniste a hacer.

Entonces se acercaron en colmena los monos, maderos, pestañí, palunas e incluso algún pasmaful que pasaba por allí y me encalomaron. Uno de mis machacas sacó su chori –no confundir con crichí o espada de espandar burdas-, y golpeando a un monaguillo del sumo arajai, le cortó la oreja, vulgo pabellón auricular. Yo le amonesté dulcemente: -Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman espada, a espada perecerán. ¿O piensas que no puedo invocar a Papa Slim y que él no me daría ahora mismo más de doce legiones de sicarios? Pero, en tal caso, ¿cómo se cumplirían los exhortos de que es necesario que suceda de esta manera?

En ese momento reprendí a la basca con estas mansas palabras: -“Como si yo fuera un asaltante habéis salido con espadas y cachavas para prenderme. Sin embargo, cada día me sentaba enseñando en la Bolsa y especulabais según mis consejos y no me prendisteis. Pero todo esto ha ocurrido para que se cumplan los exhortos judiciosos de los charlatanes diplomados”. Entonces todos mis machacas me abandonaron y huyeron.

Los que me habían encalomado me llevaron ante Cagás, el sumo arajai, donde los jundunares y los pures se habían reunido. Peter F. el Equívoco me seguía de lejos hasta el patio del palacio del sumo tonsurado. Habiéndose metido adentro, estaba sentado con la pestañí para pipear cómo terminaba aquello. Los principales bujarras, los puretas y todo el Parlamento buscaban falso testimonio contra Mí, para que me entregaran al paro y a la bancarrota de verdad. Pero no lo hallaron, a pesar de que se presentaron hasta docenas de pasmaful que, con tanto paro juvenil, de eso sobra en Londresalén. Por fin se presentaron dos colgaos y dijeron: -Este ciudadano dijo, “Cual Soros, puedo derribar la Bolsa y rehacerla en tres días laborables.”

Se levantó Cagás y me dijo: -¿No respondes nada a lo que éstos testifican contra ti? Yo callaba porque la resaca me estaba rompiendo el occipital y hasta la pituitaria. Cagás insistió: -¡Te conjuro por el Dólar viviente que nos digas si eres el Cristo, el Hijo de Slim!. Yo le respondí con ese mantra que me sale automático: -Tú lo has dicho. Además os digo, de aquí en adelante me veréis sentado a la diestra del Poder y viviendo en las nubes pero con los reales en la tierra, de hecho, bien hundidos en el fango.

Entonces el Sumo Bujarrón rasgó su única túnica púnica berreando: -¡Ha blasfemado contra la sacrosanta ley del Libre Mercado! ¿Qué más necesidad tenemos de pasmaful de estambul? Ahora mismo vosotros habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece? Y ellos respondieron: -¡Es reo de Paro SA! Entonces me escupieron en la jeró y otros me dieron una segunda estiba gritándome: -¡Profetízanos, Cristo! ¿Quién es el que te golpeó? Lo dicho, un día de mal rollo.

Peter F. estaba sentado afuera en el patio y se le acercó una criada diciéndole: -¡Tú también estabas con Jesús el galifeo! Pero el Equívoco lo negó delante de todos diciendo: -No sé de qué coño hablas. Pero cuando salió a la puerta, otra criada le vio y remachó: -Éste estaba con Galifeo Jesús. Y otra vez negó Peter F. con juramento: -Yo no conozco a ese pringao. Poco después se acercaron otros vagos, piperos y piqueros y le dijeron: -Verdaderamente, tú también eres de ellos porque tu modo de hablar te descubre. Entonces comenzó a jurar en arameo: -¡Que no, que no, que no me representa!, ¡no conozco a ese cangrilero! Enseguida cantó el gallo y Peter F. se acordó de mis palabras: “Antes de que cante el gallo, tú me negarás tres veces.” Y saliendo fuera, lloró amargamente porque por algo le llamaban el Equívoco pero lloró con lágrimas de cocodrilo porque estábamos cerca del Nilo; si hubiéramos estado cerca del Amazonas, hubieran sido lágrimas de cocodrona.

(Mateo: 27) Al amanecer, los principales bujarrones y los piraos del pueblo Fuñío tomaron consejo contra Mí para inscribirme en las listas de Paro SA; así mismo, Yo con los colgaos… Después de esposarme, me entregaron al embajador Smith Pylates. Entonces Putass, el chota pucavela chotuno moruno, al ver que era condenado, sintió remordimiento y devolvió los treinta mil dollares lamentando su cochina suerte de chivato bien pagao: -Yo he pecado entregando sangre inocente. Pero ellos le ripostaron: -¿Qué nos importa a nosotros? ¡Mind your bussiness, es asunto tuyo! Entonces él, arrojando los dollares de plata dentro del parqué, se abrió y se ahorcó como por tradición corresponde terminar en el linaje de los Estrambote.

Los bujarras máximos, tomando los jurdós, reflexionaron: -No es lícito ponerlos en el Tesoro de la Nación porque es precio cínico hemoglobínico. Habiéndose astillado entre ellos los intereses, compraron el Campo del Falso Monedero, para especular un rato y, mientras llegaba la recalificación, para dar sepultura a los guiris. Por eso aquel solar no urbanizable se llama Champs Elysées hasta el día de hoy. Entonces se cumplió lo que fue dicho por Jerjesmías el Hablador, cuando dijo: “Y tomaron los treinta mil dollares, precio del apreciado, según el precio fijado por los preciosos ridículos de Istoé; y las depreciaron para el Campo del Falso Monedero, como apreciaba el Amo” [a veces se le lenguaba la traba, quizá por la pasión]

Estuve de pie en presencia del Virrey y éste me preguntó: -¿Eres tú el rey de los Fuñíos? A lo que yo, lavándome las manos, respondí sibilinamente “Eso lo dices tú”. Y siendo acusado por los arajais y por los puretas, no respondí nada más. Entonces Pylates me dijo: -¿No oyes cuántas malvasidades testifican contra ti? No dije ni pío de manera que el Virrey se maravillaba mucho.

En la Apertura de Pliegos, el Virrey acostumbraba indultar a soltar a un mangui entalegado, el que la plebe quisiera. Tenían en aquel entonces preso a un contrabandista famoso llamado Parralás lo cual no es decir nada porque Pare Alás significa hijo de padre -o sí, significa también que los demás son hijos sin padre. Estando todo quisque reunido en asamblea plebiscitaria y popular de decisión vinculante e inmediata, Pylates preguntó: -¿A cuál queréis que suelte, a Parralás o a Jesús, llamado el Cristo? Porque Smith sabía que mis competidores y ex socios Fuñíos me habían delatado por envidia de mis imaginativas especulaciones y productivos cambios de calificación urbanística. Mientras Smith P. estaba presidiendo el tribunal, la mala pécora de su esposa –que algo se maliciaba- le mandó a decir: “No tengas nada que ver con ese espabilaíllo porque hoy me han contado algunos chismes sobre tus relaciones con él y he sufrido en sueños.”

Entonces los banqueros y los académicos de plantilla persuadieron a las multitudes que pidieran a Parralás y que me dieran muerte, ¡a Mí, que tanta pasta gansa les había hecho ganar! Sin embargo, el Virrey insistió: -¿A cuál de los dos queréis que os suelte? La plebe y los arajais y los preferentistas y los vagos de corazón gritaron al unísono: -¡A Parralás! Entonces parece que Pylates se preocupó un poco, quizá porque temió que salieran a relucir los enjuagues que, a espaldas de su esposa, Yo había mantenido con él in illo tempore, y les volvió a preguntar: -¿Qué haré, pues, con Jesús, llamado el Cristo? Todos dijeron: -¡Sea arruinado! Y el Virrey les dijo: -Pues, ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más fuerte diciendo: -¡Sea arruinado, expulsado de la Bolsa, inspeccionado por Hacienda y, sobre todo, negado el crédito!

Y cuando Smith Pylates se dio cuenta de que no lograba nada sino que sólo se hacía más alboroto y aumentaba el riesgo de que Yo me cabreara y empezara a largar sobre lo nuestro, tomó le whisky cheli para el personal y se atizó unos lingotazos delante de la basca diciendo: -¡Hic, soy inocente de la sangre de éste espabilao, hic hic! ¡Será asunto vuestro! A lo que respondió la plebe entera: -¡Su herencia material caiga sobre nosotros cual maná en tetas de reina; y los intereses, sobre nuestros hijos!

Entonces les soltó a Parralás y, después de haberme torturado un rato por aquello de la inercia administrativa, me entregó para ser arruinado. Así pues, los esbirros del Virrey me llevaron a la Audiencia Nacional (antes, Tribunal de Orden Público, maldito TOP) y reunieron a toda la Societas Iesus a mi alrededor. Después de dejarme hasta sin gayumbos pero con mucha prosopopeya para que me grabara a sus anchas una cámara oculta que tienen contratada con los tiburones del cine porno, me echaron encima una capa de Superman con pegatinas publicitarias. Habiendo entretejido una corona de acciones caducadas, me la pusieron sobre mi cabeza y en mi mano derecha pusieron un palo de selfie sin mecanismo. Se arrodillaron delante de Mí y se burlaron de Mí, diciendo: -¡Viva, rey de los Fuñíos!

Escupiendo sobre Mí, blandieron el palo de selfie y me golpearon en la azotea. Menuda estiba la que me dieron… Y cuando ya me habían medio mullao y llevado a Cártoma, me quitaron la capa de Superman, me pusieron unos arales o balunes de cartón y un tabardo de El Jode Anglés que ni vintage parecía y me llevaron para arruinarme públicamente. Joder, qué mal rollo…

Mientras salían, hallaron a un homeless llamado Simón Pirineos. A éste le obligaron a cargar mi estrella de parado de larga duración y sin subsidio. Cuando llegaron al lugar llamado Gárgola, que significa lugar de dónde chorrea la pus de los Capitalistas, me dieron a beber alpiste peleón mezclado con ajenjo; naturalmente, les exigí que me dieran sólo ajenjo.

Después de incrustarme en la cola del paro, se jugaron al tute subastao mis trajes de Arcadi Espadón. Y sentados, me vigilaban no fuera a colarme. Pusieron sobre mi cabeza un letrero de lettering oldie: Este es Jesús, Consejero Delegado de Fuñíos S.A. Obviamente, se equivocaron hasta en el cargo pero más me molestó el pésimo diseño, vintage de vintage, o sea, pasado de moda antes de volver a ponerse de moda.

Entonces colaron delante de Mí a dos robaperas, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban me insultaban: -Tú que especulabas en mil divisas y que en tres horas te arruinas y enriqueces y ahora estás completamente alajabao, sálvate a ti mismo. Si en verdad eres Hijo de Slim, ¡desciende de la cola del paro!

De igual manera, los principales profesionales de las energías sintético-magnéticas junto con los escribidores de aventuras en lata de tomate y los académicos en ciencias muertas, se burlaban de Mí: -¿A otros salvó de los marrones y de las ruinas y, ahora, a sí mismo no se puede escaquear?, ¿acaso no es ministro de Economía, Hacienda y Fomento? ¡Que deje ahora mismo la cola del paro y creeremos en Él! Ha confiado en Charles Slim. Que lo libre ahora si le quiere, porque dijo: “Soy Hijo de Slim”

También los mangurrinos que estaban en la cola conmigo me injuriaban de la misma manera. Desde las nueve horas –una hora menos en Kañarias-, descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta poco antes de la hora tercera. Como a las tres post meridian, exclamé con gran voz:

-¡Elí, Elí! ¿lama sabactani? (que significa: Dólar Dólar, Bato Bato, ¿por qué me has devaluado?)

Cuando algunos de los que estaban allí me oyeron, exclamaron: -Este hombre llama a Endivias, el Fuguista. De inmediato uno de ellos corrió, tomó una esponja, la llenó de Amargo de Angostura con unas gotas de ron y poniéndola en un viejo palo de selfies, me daba de beber. Pero otros decían: -Deja, veamos si viene a salvarlo aquel fuguista y ladrón de carros de bomberos.

Visto lo visto, a más a más, clamé otra vez a gran voz y, como no me quedaba otra solución, entregué los números de mis cuentas en Switzerland et allii.

El plasma de la Bolsa se rasgó en dos, de arriba abajo. Los Ministerios temblaron a la baja y los lingotes de oro se partieron. Se escindieron las viejas fortunas y muchos cuerpos de neofranquistas que estaban muertos en vida se levantaron como los zombies que realmente son y salieron de sus palacetes blanqueados cual si fueran ancianitas hormonadas. Fueron a las santas y mártires ciudades de Londresalén y Yamasco-coca y se les aparecieron a esos a los que siempre se les aparece la Virgen. Y cuando el coronel de la Guardia y sus maderos de guardarropía vieron el crack bursátil, temieron en gran manera y admitieron que se habían pasado tres pueblos porque, exclamaron,-¡Verdaderamente era Hijo de Slim!

Estaban allí muchas pelanduscas pipeando desde lejos. Eran las mismas que me habían seguido desde Galifea, sirviéndome en mis más íntimos caprichos. Entre ellas se encontraban María Cruasán, María Sativa y la barragana de Selomeo. Al atardecer, vino un ricachón del pueblo de Arrímate Matea llamado Pepito, un perillán que había sido mi machaca. Se presentó a Pylates y pidió mi exoneración. Pylates accedió, previa jugosa engrasada, claro está. Pepito me sacó de la cola de la gran empresa Paro SA, me envolvió en un traje aparentoso y me acomodó en una luxuriosa chabola llave-en-mano que unos alondras de confianza le habían construido cargándose un humedal de lágrimas irredentas. Luego hizo unas garitas para los seguratas y se fue. Allí se quedaron María Cruasán y la otra María, la apellidada Sativa, sentadas delante de las garitas.

SÁBADO SANTO

Día de relax, sopitas y buen alpiste porque la movida de ayer fue una pasada. Al día siguiente –es decir, hoy-, los grandes bujarrones y los Farisexos se reunieron ante Smith Pylates y le advirtieron: -Amo amito, nos acordamos que, mientras aún vivía, aquel engañador dijo “Después de tres días volveré a cotizar”. Manda, pues, que se asegure la chabola luxuriosa hasta el tercer día, no sea que sus machacas vayan y se roben el fiambre y digan al pueblo: “Ha resucitado de entre los paraos.” Y el último fraude será peor que el primero.

Smith Pylates les dijo: -Gracias a que vivimos en un Estado Imperial Autonómico, tenéis mossos et beltzas et pitufainos de guardia. Id y aseguradlo como sabéis hacerlo. Allá que se fueron los maderos autonómicos y habiendo sellado la urbanización, aseguraron la caja fuerte de la chabola con unos seguratas que estaban subcontratados en cuarta mano con un contrato por horas sin seguridad social. Como veremos mañana, tanto ahorro les salió caro.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN (apud Mateo: 28)

Dormida la resaca producida por las juergas lascivas y las inocentes farras piscodélicas de sábado sabadete sabat, al amanecer del siguiente día, vinieron María Cruasán y la María Sativa para comprobar el estado de la caja fuerte de la chabola luxuriosa. Y hubo el amago de otro crack bursátil porque el testaferro principal de Slim, el tal F. Glez, descendió de la Bolsa y removió la caja fuerte y se sentó sobre ella –con un par. Su aspecto era como el de un Presidente y su vestidura era blanca como la nieve –bueno, mejor quito eso de la nieve, hay mucho mal pensao-. Los seguratas temblaron de canguelo y quedaron cual fiambres. Y el testaferro dijo a las doñas:

-No temáis vosotras porque sé que buscáis a Jesús, el que fue arrojado al paro. No está aquí porque se ha rehabilitado –a saber cómo- tal como especuló. Ved la maría espandada y sin reales donde estaba bien coloqueta durmiendo la mona. Piraros rápido y chamullar a sus machacas que ha vuelto entre los especuladores de pro. Aquí va, delante de vosotras, en la autovía radial de Galifea. Allí le veréis. Entonces ellas salieron de naja abriéndose de la choza luxuriosa -o lujuriosa- con algo de canguelo y un poco coloquetas y corrieron a dar las nuevas a mis machacas.

Yo les salí al encuentro a grito pelao: -“¡Os saludo, ele, arsa pelele! Podéis comprobar que me ha salido baratito el engrase a los maderos. Como me figuraba”. Se me allegaron las doñitas y otras lumis con sus respectivos covais que las acompañaban, abrazaron mis pies y me dieron unas friegas en salva sea la parte que me dejaron nuevo y a estrenar. Entonces les dije: -“Gracias, acabo de comprobar que no habéis perdido las habilidades. Id, dad las nuevas a mis socios, accionistas y machacas para que vayan a Galifea. Allí me verán y cuadraremos los balances y las cuentas de resultados saldrán extupendas, os lo aseguro por la gloria de Slim.”

Mientras ellas corrían raudas y veloces a lo que suponían era una Junta de Gobierno, algunos seguratas fueron a Londresalén y avisaron a los caballistas más platudos y a los arajais más tonsurados de la estafa y asalto acontecidos. Los arcaicos caballistas se reunieron en consejo con los puretas y tomando un pastizal de los fondos reservados del Ministerio del Inferior, se lo dieron en negro negrísimo a los pitufos y a los seguratas y les instruyeron:

“Decid a la prensa: ‘Los machacas de Cristo vinieron de noche y se afanaron el fiambre mientras nosotros sobábamos.’ Y si esto llega a oídos del Inspector de Hacienda o del Inspector de Trabajo, nosotros les persuadiremos y os evitaremos problemas.”

Los seguratas tomaron la pasta y run run run, take the money and run –tal y como habían sido instruidos. Y este dicho se ha divulgado entre los Fuñíos hasta el día de hoy. Pero mis once machacas se fueron a Galifea, a la Casa de Cambios donde Yo les había citado. Cuando me vieron y comprobaron los muy cabroncetes que mi riñón seguía bien cubierto, me adularon. Pero no unánimemente porque unos pocos resabiaos querían más avalistas que los estrictamente necesarios. Para adoctrinarlos por última vez, me acerqué a ellos y así les hablé:

-Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced corrutos y asesinos en todas las naciones cooptándoles en el nombre del Dólar, del Euro y del Yuan Santo y obligándoles a que guarden respeto al colorao y a todas las divisas como Yo os he mandado. Y heme aquí, limpio de sumarios porque los jueces saben que Yo estaré con todos los banqueros, milicos, arajais, chupatintas, loteros cuatreros, especuladores, agiotistas y usureros todos los días del año –menos cuando cierra la Bolsa. Hasta el Fin del mundo.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. Aunque no haya llegado el fin de mi mundo.

(A bordo del M/N Enterprise VII, entre las Bahamas y Curaçao, Semana Santa del año 2016)

2 comentarios sobre “DIARIO DE JESÚS, alias EL CRISTO

  1. Probad a hacer una sátira así con el Corán, progres de las narices. Respetad un poco más vuestra propia cultura, por Dios. El día que al haber menospreciado lo de aquí y haber subestimado la maldad de lo de fuera vuestras mujeres vayan con burka y vosotros seáis decapitados o mutilados según la Sharía, echaréis de menos la sociedad que la cultura Clásica-Cristiana creó y os empecinasteis en destruir desacreditándola.

    Las raíces son lo más sagrado.

    1. Y encima tenéis la desfachatez de convertir a Cristo en mercader, cuando “nadie puede servir a dos señores, a Dios y al Dinero”. A gente como vosotros, y como Rita Maestre, es necesario una cura islámica, para que veáis de qué os reís y a qué defendéis llamando “racista” o “intolerante” a quien se os opone.

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