La factura de la luz y el cementerio nuclear

La energía nuclear en España, con fines militares en sus orígenes [1], ha sido la que más dinero público ha recibido. Hoy, completamente amortizada, genera enormes beneficios netos a las compañías eléctricas, pero debido al tipo de subasta eléctrica no contribuye en nada al descenso del precio del kilovatio [2]. El 100 % del uranio es importado [3], y los residuos generados – cancerígenos durante decenas de miles de años- no tienen solución.

Durante 21 años –entre 1984 y 2005-, los consumidores hemos estado pagando un impuesto por la producción y gestión de los residuos radiactivos a través del recibo de la electricidad, por lo que se puede afirmar que al menos 4/5 partes del coste del Cementerio Nuclear será sufragado con fondos públicos. A partir de 2014, las empresas que explotan las centrales nucleares deberán pagar 2.190 € por cada kilogramo de residuos de alta actividad generado (uranio y plutonio mayoritariamente) [4], para afrontar los ingentes gastos de aislamiento, transporte, almacenamiento y vigilancia. Dicha cantidad, claramente insuficiente, acabará siendo cargada indirectamente al recibo de la electricidad, puesto que a menudo las empresas productoras y comercializadoras son “casualmente” las mismas.

Mucha gente aún cree que todos los residuos altamente radiactivos son trasladados a Francia, donde cuesta tenerlos más de 60.000 € diarios. En Francia solamente se encuentra el combustible procedente de la central nuclear de Vandellós, que tuvo que ser desmantelada tras el grave accidente sufrido en 1989 [5]. Lo que se paga diariamente por ellos es una fianza, cuyo importe será devuelto en su mayor parte una vez que los residuos regresen a España, no necesariamente a un Almacén Centralizado. En cualquier caso, y conociendo estas cifras ¿quién puede seguir afirmando que la energía nuclear es barata y segura?…TEXTO COMPLETO

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