Eduardo Barriobero: las luchas de un jabalí

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Eduardo Barriobero y Herrán : abogado penalista, masón, novelista, republicano federal, presidente de un Tribunal Revolucionario a propuesta de los anarquistas en plena revolución colectivista, ensayista, diputado constituyente, orador, editor, preso, publicista, traductor, cenetista…Una vida apasionada y polifacética, un personaje transgresor, rupturista, creativo…

La vida de Eduardo Barriobero acaba de ser narrada en un libro de Queimada Ediciones, que pronto estará a la venta. Una biografía que busca presentar de una manera accesible y amena las aventuras y luchas de un “jabalí”, como denominó Ortega y Gassett a los diputados constituyentes de la República, que, cercanos al anarcosindicalismo, trataron de escorar el régimen hacia las necesidades obreras y evitar el tremendo choque de trenes que se avizoraba entre el sindicalismo revolucionario y el republicanismo burgués. Furibundamente anticlericales, obreristas, federalistas y partidarios de las más amplias libertades civiles, los “jabalís”, entre los que se contaba a Barriobero, pero también a gentes como Ángel Samblancat (el mejor discípulo de Joaquín Costa y un publicista íntimamente relacionado con la CNT) o José Antonio Balbontín (abogado de anarcosindicalistas, poeta, y primer diputado de la historia del PCE) representaron un mundo, de enorme riqueza, pero luego olvidado, que basculaba entre el republicanismo federal y el anarquismo, y que destacaba por su cercanía a las vanguardias intelectuales y artísticas, y por su inconformismo frente al intento de “normalizar” al republicanismo, convirtiéndole en una salvaguarda más de las oligarquías burguesas que dominaban el país.

Eduardo Barriobero, nacido en 1875, en Torrecilla en Cameros (La Rioja). Un hombre que abandona un plácido puesto de Registrador de la Propiedad en San Martín de Valdeiglesias, para comenzar una vida bohemia de escritor radical y novelista crítico en el Madrid del modernismo, a finales del siglo XIX.

Alguien que coquetea con el anarquismo y se hace amigo del médico libertario Pedro Vallina, ofreciéndole las páginas de su revista para que defienda al anarquismo de un brutal artículo del “converso” Ramiro de Maeztu. Un republicano federal, de la tendencia más socializante y radical, que inicia una carrera política atípica, plagada de detenciones y encarcelamientos por apoyar las manifestaciones y las luchas de las clases populares. Alguien que se convierte en el principal abogado de la recién fundada CNT ( a cuyo sindicato de Profesiones Liberales se afilia en 1912), llegando a llevar más de 500 procesos contra anarcosindicalistas al mismo tiempo. Abogado, por tanto, de Sancho Alegre (acusado de atentar contra el Rey), de Tomás de la Llave (acusado del atentado contra Dato), de Juan García Oliver (acusado de ejecutar a varios pistoleros de la patronal), entre muchos, muchos otros.

Barriobero llega a diputado con el apoyo de los sindicatos obreros en varias ocasiones, durante la Restuaración borbónica. Utiliza el escaño como un altavoz radical desde el que apoya a los presos, denuncia la corrupción (incluso en el Colegio de Abogados de Madrid) o reclama libertades civiles. Mientras, escribe decenas, si no centenares, de novelas de quiosco (publicaciones cortas, destinadas para la venta a las clases populares), y otros libros más sesudos, sobre política, Derecho o Historia. Además, incluso, estrena alguna zarzuela inspirada en el Quijote y edita, para la Compañía Iberoamericana de Publicaciones, una colección de volúmenes que van desde Hegel o Maquiavelo a Bocaccio, pasando por los clásicos eróticos latinos u orientales, muchos de los cuales traduce él mismo.

Obtiene, incluso, la Legión de Honor del gobierno francés por sus traducciones de los libros de Rabelais. Se hace masón, como todo buen republicano de la época, llegando a altos grados, antes de recibir licencia en su Logia por sus recurrentes conflictos con los empresarios y republicanos derechistas, que también abundan en la Obediencia.

Porque Barriobero también es muy odiado. No en vano, lo que está haciendo es una “traición de clase”, poniéndose siempre del lado de los obreros, de los campesinos sin tierra gallegos, de los anarquistas y radicales. Los grandes y eximios repúblicos, como Manuel Azaña, le considerarán “el primer pistolero de la nación”, “el abogado de las malas causas”, en definitiva, “el jabalí”. Sus contradicciones con ellos irán aumento: tras su participación, en nombre del Comité Nacional de la CNT, en la conspiración de La Noche de San Juan, contra la dictadura de Primo de Rivera, le acusarán, sin base alguna, de confidente; tras su participación radical en las Cortes Constituyentes de la República, donde hablará de Casas Viejas, de la abolición de la pena de muerte y de la Ley de Defensa de la República, o de conceder el voto a la mujer (cosas que no gustaban a la mayoría de los progresistas del Parlamento) seguirán las agresiones y maledicencias.

Iniciada la Guerra, triunfante la revolución en la Cataluña de las colectividades, la CNT ofrece a Barriobero dirigir la Oficina Jurídica, el tribunal revolucionario constituido por el contrapoder de las calles y los barrios obreros. Se trata de una institución ligada a las colectividades y en constante conflicto con el aparato del Estado burgués que trata de reconstruirse alrededor de la Generalitat.

Finalmente, tras mayo del 37, el desarme del contrapoder obrero, y la constitución deL gobierno Negrín, la Oficina Jurídica será disuelta y Eduardo Barriobero encarcelado bajo un acusación de corrupción de la que será absuelto por el propio Tribunal Supremo republicano. Sin embargo. Eduardo continuará bajo arresto gubernativo en el Hospital penitenciario de Barcelona. Las “traiciones de clase” se pagan, no hay duda.

Finalmente, Eduardo Barriobero y Herrán, muy enfermo, será fusilado por los fascistas tras la toma de la Ciudad Condal.

Solidaridad Obrera ha contribuido a la publicación de esta biografía, junto al Ayuntamiento de Torrecilla de Cameros y la Asociación La Barranca, para la preservación de la memoria histórica en La Rioja. Desde el anarcosindicalismo tenemos una deuda enorme de gratitud con Don Eduardo, letrado de los perseguidos, auxilio de los encarcelados, bajo todos los regímenes políticos. Alguien que fue más allá del dogmatismo, guiado por un flagrante espíritu de solidaridad con la clase obrera. Un “traidor de clase”, no hay duda, que abandonó la posibilidad de una cómoda existencia burguesa para pelear y combatir como un “jabalí” por una República Social que fuese la primera fase para alcanzar el comunismo libertario.

Como autor de este libro, no puedo más que manifestar, también, mi admiración por Don Eduardo, y mi gratitud para quienes han hecho posible la edición de este texto.

“Eduardo Barriobero. Las luchas de un jabalí”, editado por Queimada Ediciones, puede obtenerse en librerías como Traficantes de Sueños (www.traficantes.net), Sin Tarima Libros (www.sintarima.com), o Enclave de Libros (www.enclavedelibros.blogspot.com).

José Luis Carretero Miramar

 

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