Balance del Eurosistema en julio o profundizando en la tendencia

El mes pasado comentaba como el BCE había salvado in extremis de la bancarrota al país, con su increíblemente abultada inyección de 41.000 millones en nuestro sistema financiero. Si esto no hubiera pasado, a día de hoy estaríamos hablando de una virtual suspensión de pagos como nación. Pero pasó, la banca compró masivamente deuda, los inversores al grito de “marica el último” se lanzaron sobre nuestra deuda y se llevaron el rendimiento casi 100 pb hacia abajo. El movimiento del BCE llevó nuestra participación en el balance hasta un 25.4%, sin contar la facilidad de depósito. Contándola, el 17.3%.
 
¿Qué podemos ver este mes de julio?
Por una parte encontramos que el balance del Eurosistema se ha contraído de forma muy notable, desde 496.516 a 447.504 millones. Si contamos la facilidad de depósito la contracción ha sido mucho mayor, desde 785.000 millones hasta 572.000  millones.
Pero si observamos lo ocurrido en España veremos que la tendencia ha sido la opuesta, aumentando desde 126.300 hasta 130.209 millones, y con la facilidad de depósito desde 136.000 hasta 140.000 millones (en números redondos).
Es decir, hemos pasado de una participación del 25.4% a una del 29.1%, y contando lo que hay depositado en el BCE, desde el 17.3% hasta el 24.5%.
Y recordemos que Irlanda, Portugal y Grecia se encuentran (proporcionalmente), en una situación similar. Es decir, que en estos momentos los PIGS acaparan la gran mayoría de los préstamos del BCE, que realmente es quien está evitando la hecatombe de la deuda pública (y de rebote corporativa) de estos países.
 
El BCE se enfrenta ahora a un terrible dilema. Las tensiones están volviendo a los mercados de la deuda de estos países, por lo que en muy pocas semanas su única opción para evitar el desastre será meter otra masiva inyección en los países periféricos. Ya veremos qué se hace, pero personalmente lo doy casi por descontado.
 
Nos encontramos, sin embargo, con un importantísimo riesgo moral. El BCE salva a los PIGS, prestando ilimitadamente al 1%. Bien. Pero, ¿qué pasa con Rumanía, Bulgaria, Hungria o los países bálticos? ¿Acaso son ellos menos europeos? ¿Por qué su población tiene que estar soportando los sacrificios que se les imponen para poder pagar los intereses al 5, 6% o más mientras que nosotros pagamos el 1%?
 
La conclusión evidente es que, aunque no le guste a los burócratas de Bruselas, vamos a tener un otoño de lo más movido.

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