Miedo al pueblo y respeto a la legalidad

“Es deber del pueblo rebelarse contra un régimen despótico que busca sojuzgarlo y establecer entonces las salvaguardas futuras para su libertad y la de sus hijos”. Thomas Jefferson, Presidente de los EEUU.
Esta es una respuesta al artículo publicado por D. José María Lasalle en El País titulado “antipolítica y multitud” y que podría haberse titulado mas apropiadamente “Miedo al pueblo y respeto a la legalidad, ideología de un liberal burócrata”. Sin saber interpretar muy bien el origen ideológico del 25 S, distinto al 15 M como ha quedado patente por las plataformas que participaron en aquél y han rechazado éste, el Secretario de Estado para la cultura abandera la defensa del parlamentarismo liberal como si fuera el corrupto Estado de partidos en el que medra, pues una simple comparación con el parlamento inglés, nos demuestra que en la cámara de la Ley d’Hont y la disciplina de voto no se delibera, sino que se acata la orden de un jefe al servicio de sus intereses clientelares. Y es que la miopía política del secretario de estado le hace creer que se encuentra en el periodo de legislación normal propuesto por Ackerman (We the People: Foundations ) sin percatarse de que la corrupción y la opresión del régimen antidemocrático que le sustenta, ha propiciado el segundo momento de la democracia dualista en el que “instancias de movilización popular, la formación espontánea de movimientos de masa y el aumento de la politización apuntalan la transformación radical del sistema constitucional.” Lo que el Sr. Lasalle califica como antipolítico es en realidad, la expresión política de una ruptura generacional que busca un nuevo marco político, al rebelarse súbitamente contra la anticiencia al servicio de la razón de Estado, encarnada en la consecución de un déficit respecto al PIB del 3%, y una clase politica que posee todos los vicios descritos por Mosca, Pareto y Aaranovitch y ningún control institucional. Para el Sr. Lasalle, la normalidad es el paraíso, pues como dice Ackerman “durante la normalidad, el pueblo simplemente no existe”. No puede existir nada más político que el cambio constitucional y este régimen oligárquico lo ha hecho en contra de su propio pueblo, siguiendo los dictados de potencias extranjeras acreedoras, de ahí que se formen multitudes en las calles. Ahora que los jóvenes han despertado y no se les puede acusar de formar botellones, se les acusa de antipolíticos, lo que acentúa más aún la fractura sociopolítica y generacional existente. La vieja doctrina del régimen del 78, de la legalidad a la legalidad pasando por la ley, esta muerta por la ruptura política producida por la no participación del ciudadano en la elaboración de las leyes que le incumben, tal y como reclama el párrafo de Montesquieu esgrimido por este indocto doctor en su artículo. Toda esta farsa reaccionaria queda al descubierto con una sola pregunta, ¿por qué el pueblo no puede elegir en referéndum, tal y como lo hace el pueblo suizo, la estructura constitucional apropiada en cada momento para salvaguardar sus libertades? Tal vez sea porque el resultado fuera la abolición de la desigualdad jurídica encarnada en la figura corrupta e intocable de un Rey heredero del franquismo y la Guerra Fría.
Lo que al Sr. Lasalle le molesta de Schmitt no es su deriva totalitaria, sino el Schmitt democrático, preocupado por el poder constituyente y por los momentos extraordinarios “El poder constituyente del pueblo no puede ser transmitido, alienado, absorbido o consumido. Siempre continúa existiendo virtualmente, coexiste y permanece superior a cualquier constitución que procede de él” (Schmitt, Verfassungslehre). Pero, Sr. Lasalle, ¿Ud. cree que esta constitución del 78 que no establece la separación de los poderes del Estado y consagra la corrupción de su jefe vitalicio procede del pueblo? Todo estaba escrito de antemano, sujeto a una ley electoral proporcional que consagraba el turnismo y las prebendas al nacionalismo de base folclórica. Sr. Lasalle, si Ud. no conoce la estructura antidemocrática del Estado de Partidos, ¿cómo puede ahuyentar los fantasmas del pasado cuando viven dentro de lo que Ud. defiende? ¿No se le cae la cara de vergüenza al pertenecer a un gobierno que ha legislado en contra de lo prometido a sus votantes desde el primer día? ¿Es a esto a lo que Ud. llama política?
Es verdaderamente tedioso responder a la delincuencia organizada que ha criminalizado la disidencia política y que asusta a todo el mundo por reprimirla salvajemente y por su corrupción tal y como un asombrado Der Spiegel nos relataba tan solo hace unos días a propósito de la alcaldesa madrileña. Si Uds. detentan el poder todavía, es porque sus socios europeos necesitan un nuevo cuerpo de burócratas que legitimen el gobierno desde Bruselas o Frankfurt, un judenrat postmoderno, y eso, los españoles no vamos a permitirlo.

3 comentarios sobre “Miedo al pueblo y respeto a la legalidad

  1. joder pues sabiendo que todo es ley, el dia que algun fulano se ponga a cruzar reiteradamente por un paso de peatones ir y volver si solo tiene un carril, a lo mejor se cagan la pata abajo la policia..
    yo no creo que las cosas sean leyes por esto mismo, pero eso si, por que no solo se aplica la ley si si ellos se cuidan el margen politico, como que un policia me restrija de pasar prolongadamente.

    de cualqeuir modo, estos tipos no saben lo qeu se estan jugando, creen que tienen un 8% de paro residual, y provocado por sindicatos, aunqeu eso ayude a la inversion fija en españa antes, pero injsuto de cualquier modo.
    *
    si ahora mismo no importa los 77000 plingaos de hoy, sino la gente, que ya no sella el paro ni nada, ahi hay mucho pero mucho metido, igual que quien trabaja 6 meses a 600 euros, y vive con 6000 euros al año….
    creo estos monos no saben de que hablan, realmente…
    a lo mejor la justicia nacera del dinero, jodido es que solo sea asi, pero al menos lo aprenderan y bien.

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