El útimo vals – Ampliando el debate

Hoy continuamos ampliando el debate respecto al Green New Deal y la polémica que había surgido al respecto. La propuesta ha sido recogida por Bernie Sanders para intentar llegar a la Presidencia de Estados Unidos. Está encontrando ecos en varios lugares del mundo. Aparentemente, al menos. Sin embargo, hoy continuamos analizando los aspectos políticos y económicos de este nuevo Green New Deal. Con Manuel Campos y Carles Sirera. Conduce Jesús Nácher.

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Un comentario sobre “El útimo vals – Ampliando el debate

  1. Interesante discusión. Muy buenas las aportaciones de Carles que estuvo muy en su línea con intervenciones precisas y esclarecedoras. No puedo decir lo mismo de Manuel. Creo que su análisis no ayuda para nada a centrar la parte económica del debate. Sin embargo, no escribo este comentario por eso. Lo hago porque deseo mencionar un elemento mucho más fundamental de esta historia.

    Si quisiera ser conciso me bastaría recomendar el vídeo de una charla dada recientemente por la economista rumana Daniela Gabor de la University of West England (https://braveneweurope.com/daniela-gabor-wall-street-will-not-save-the-planet-from-climate-crisis-only-you-can). Mejor aún, recomendaría un vídeo suyo un pelín más técnico, que cuenta la misma historia ante una audiencia de economistas post-keynesianos. A mi juicio esta opción merece la pena porque en este segundo vídeo se desarrollan algunos aspectos importantes con más detalle sin que la exposición deje de ser entendible por cualquiera (https://www.youtube.com/watch?v=FC7UV9vYGbc).

    Pero para quién no tenga el tiempo o las ganas de entrar en YouTube y tragarse uno o dos vídeos en inglés de más de una hora, el tema se podría comprimirse en un dilema:

    “Green New Deal vs. Wall Street Climate Consensus”

    A ver si lo explico en diez puntos:

    1. El capitalismo neoliberal se encuentra al final de un superciclo institucional de largo plazo, la era de la globalización financiera. Ésta empezó en los años 70 tras el agotamiento del superciclo anterior, el del capitalismo industrial del periodo de postguerra. Como entonces, el capitalismo busca ahora salir del agotamiento del ciclo que finaliza y renovarse abriendo nuevos mercados y nuevas oportunidades de negocio.

    2. La fase de globalización financiera se ha caracterizado por una redistribución del poder en favor de las finanzas globales con la aparición de toda una serie de instituciones o entidades financieras que actúan como rentistas y operan mediante la producción de nuevos activos a través de ingeniería financiera y la banca en la sombra.

    3. Esas entidades tienen una muy alta disponibilidad de dinero en efectivo gracias a todo lo que han acumulado desde los 70. Son grupos empresariales, individuos con elevados patrimonios netos, compañías de seguros, mutuas, fondos de pensiones, fondos soberanos, etc. Demandan inversiones muy liquidas que den un rendimiento monetario lo más alto posible. O sea, buscan maximizar el rendimiento de su efectivo pero también quieren disponer, a la hora de retirarlo, de una flexibilidad mayor de la que aportan los préstamos a largo plazo o la inversión en la economía real.

    4. Ése es el mecanismo alrededor del cual pasó lo que pasó en 2007-2008, un mecanismo y un modus operandi que no ha cambiado. No sólo sigue ahí, es que además ha crecido desde en la útima decada aunque se encuentra cada vez con más y más problemas para seguir la rueda y poder sacarle rentabilidad de forma continuada a todo ese efectivo…

    5. Y ahí es precisamente donde entra en la historia el cambio climático y la descarbonización… Porque por un lado hay 177 billones (trillions) de dólares que esos actores del sistema capitalista neoliberal tienen que seguir moviendo para maximizar su rentabilidad mientras que, por el otro lado, se estima que la transición energética necesaria para estabilizar el calentamiento global conlleva invertir billones de dólares al año durante las próximas décadas… De ahí es donde nace lo que Daniela Gabor llama el “Wall Street Climate Consensus” que no es más que financiar la descarbonización mediante el juego de la globalización financiera neoliberal, es decir el mismo juego que llevo a la crisis financiera de 2008…

    6. Ese enfoque, en el que el capital financiero está ya trabajando muy activamente, se contrapone con la idea de un Green New Deal financiado fundamentalmente con inversión pública a base de déficit al estilo de lo que propone la MMT y los sectores más progresistas del Partido Demócrata de EE.UU (Bernie Sanders, AOC, etc.).

    7. Quizás los dos enfoques pudieran complementarse. Es posible, pero en tal caso habría que ver quién lidera el proceso y quién establece los objetivos y las prioridades. Las de los capitalistas y sus 177 billones siempre se centrarán en maximizar la rentabilidad de su inversión.

    8. Además, promover un mercado de “bonos verdes” incentivando la inversión en ellos con medidas desde los bancos centrales para primar la dirección en la que se colocan esos 177 billones pudiera no ser suficiente ni suficientemente rápido. Es muy posible que sea imprescindible un gigantesco aumento del gasto público en I+D e infraestructuras que no esté constreñido por la maximización de la rentabilidad a corto plazo que siempre exigen los capitalistas neoliberales. Éste es un asunto muy serio como para dejarlo exclusivamente en manos del mercado así que las políticas públicas tendrían que liderar y hacer uso de todos los resortes a su disposición, incluido el uso del déficit público.

    9. Un aspecto práctico donde se perciben las contradicciones que trae el fiarlo todo al mercado es el modo de clasificar las inversiones, o sea la categorización de los bonos como “verdes” o “marrones”. Daniela Gabor trabaja específicamente en este asunto que desarrolla ampliamente en los dos vídeos que he citado… El problema que existe es que esa clasificación se viene abordando a partir de la aplicación de unos nuevos estándares/criterios denominados ESG (Environmental, Social, Governance) que hasta ahora han sido desarrollados exclusivamente por el sector privado de forma muy fragmentada. A la hora de la verdad los ESG serían evaluados por entidades privadas, un poco al estilo de cómo operan las calificadoras de riesgo (Standard & Poors, Moody’s, Fitch, con sus AAA, etc, etc, etc…). Con los precedentes que todos conocemos no deberían subestimarse las posibilidades de que la evaluación de los bonos como verdes o marrones acabe dando pie a un gigantesco “greenwashing”… En Europa (y sólo en Europa) existe la idea de desarrollar unos estándares/criterios públicos. La Comisión Europea está trabajando en ello, pero hay resistencia a ello y existe el riesgo de que el sector privado imponga su modo de hacer las cosas.

    10. Finalmente, puestos a hacer derivadas segundas y especular libremente, esta historia podría quizás dar claves para entender el fenomenal empuje mediático que las medidas necesarias para contrarrestar los efectos de cambio climático han recibido desde hace un año… y de paso, atendiendo a las noticias de los últimos días, se me antoja que incluso dar claves para entender la repentina candidatura de Michael Bloomberg a la presidencia de los EE.UU por el Partido Demócrata.

    Y en esas estamos…

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