La religión en el origen (2)

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El pangermanismo es una vertiente mística que propugna la unión política y económica de todos los pueblos de origen alemán. Está influenciada por Platón y Nietzsche, padre del totalitarismo el primero e idealista del superhombre el segundo. En ambos existe un desprecio por los débiles.

El ideal de Hitler tiene un sello característico: la destrucción. Destrucción de los parásitos capitalistas, de la democracia liberal decadente y de los subversivos marxistas. Todo fijado desde una ausencia de estructura y falta de sistema en lo político y un capitalismo de Estado simbolizado por el complejo industrial de Auschwitz. Todo está basado en un gobierno carismático que acabó dejando al país hundido y posteriormente ocupado.

Pero como la filosofía pangermánica está incrustada en el pueblo alemán, es un circulo similar al que manejan los antropólogos con el Islam, un giro circular histórico en lugar de una recta infinita que dibuja el cristianismo y que significa avance y progreso. El círculo hace volver una y otra vez a repetir la historia.

De todos es sabido que las duras condiciones impuestas por el Tratado de Versalles fueron la causa del descontento popular que, unido a la grave crisis del pueblo alemán, la hiperinflación, el descrédito de las democracias, etc.. allanaron el camino a Hitler. Las dictaduras suelen resolver las crisis, por eso son cíclicas. Cuando las democracias degeneran en corrupción aparece el tirano para restablecer el orden.

En su libro “Mi lucha”, Hitler combina elementos autobiográficos y socialismo nacionalista, usa un lenguaje corriente cuyo infantilismo asombra. Busca persuadir a las masas. Expresa su aversión al judaísmo y al comunismo, y tiene el firme propósito de erradicarlos. Señala que el problema de la mezcla de razas es el declive de la civilización. Tiene tres formas de ver el Estado: Un conjunto voluntario de individuos, un supremo espíritu y un vehículo para la realización de tendencias.

Para Hitler el Estado no es un fin sino un medio. El fin es la raza, da preeminencia a los mejores individuos raciales y para ello programa un plan para la regeneración de la raza, matrimonios puros (aria+ario), solo reproducción de sanos, formación del carácter, hombre confiado en que su raza es superior, elemento racial en la Historia, hay que aprender la historia para sacar lecciones de ella.

La historia de la especie humana se mide en tiempo histórico —5000 años— una dimensión que va hasta el nacimiento de las civilizaciones entre los ríos Tigris y Eufrates. Entonces, la verdadera sabiduría de los gobernantes consistía en conocer cuándo subirían y bajarían los ríos —no la Bolsa como ahora—. Las obras que dejaron son su discurso. No dejaron ninguna teoría política, sino una sofisticada red de regadíos que mantuvo durante mucho tiempo una civilización. Inventaron el calendario, pero fueron incapaces de inventar el dinero, desconociendo la moneda hasta la llegada de los griegos, que son los que empezaron a utilizarla para cobrar impuestos. Se mantuvo la sociedad en función de las necesidades reales, con equilibrio en el proceso vital.

Arnold J. Toynbee cree que hay unas leyes por las que unas civilizaciones mueren y otras sobreviven según sepan o no responder a las mismas. Hubo organización de imperios y sociedades desde los egipcios hasta el Dalai Lama sin rozar la política. La política es una dimensión para la comprensión del mundo del poder. Y con su aparición, la Historia entra en una manera de pensar en función del poder. La Historia, en ese sentido, nace en Roma. Entender la política y el poder recurriendo a la Historia nos hará comprender cómo las civilizaciones dan respuesta a un desafío humano.Crecen y prosperan cuando la respuesta encuentra u obtiene el éxito, cuando las civilizaciones encuentran la lógica de esa respuesta, se desarrollan. En concreto, el pueblo judío es de otros tiempos. Aunque estén con nosotros, están anclados en su tiempo porque creen que no ha terminado su historia. El tiempo no tiene el mismo reloj para todos.

A veces no hay que recurrir a la teología ni a la fe. Un libro de 35 paginas, “Germania” de Tácito, un retrato antropológico, fue el libro que más influyó en el nazismo. Los hechos los da la Historia.

El pueblo alemán, en su perspectiva histórica circular, algo que algunos ven como la famosa cerrazón o cabezonería teutona, protagoniza la vuelta persistente a su pasado histórico del que Habermas intentó sacarlos con su ideario filosófico del patriotismo constitucional y que era un intento de apartarlos de su victimísmo histórico nazi y convertirlos en patriotas no apelando a la Historia, sino a la Constitución. Intento artificial y vano, cuando la Historia está en los genes de un pueblo, como demuestran las teorías de Weber y Lutero —con sus 95 tesis en las que condena la avaricia y el paganismo— y Calvino en su obra “Institución de la religión cristiana” —en la que aporta los 5 puntos del calvinismo: Depravación total, el hombre no es capaz de distinguir entre el bien y el mal; Elección incondicional, Dios ha elegido a ciertos individuos;Expiación limitada, redención particular, crucifixión; Llamamiento eficaz, la gracia de Dios es invencible; Perseverancia de los creyentes, todos los elegidos de Dios son eternamente salvados.

Hay una absoluta soberanía de Dios en la ética de la economía y el capitalismo, con la separación de Iglesia-Estado pero no de Religión-Estado. Los súbditos han de someterse a los gobernantes, ya que la autoridad de estos procede de Dios, y los gobernantes crueles actúan así porque, a través de ellos, Dios castiga a los pecadores.

Calvino cree que hay una amenaza cuando el poder se concentra en un pequeño número de personas y surge la persecución de los que predican la doctrina de la unidad de Cristo porque desvirtúan el mensaje de la Iglesia. Esto se transforma en fuerza política y tiene un gran auge en los siglos XVIII y XIX. Es una doctrina que lleva a un impulso a la acción y no a un fatalismo pasivo como les ocurre a los católicos.

El calvinismo se convierte en hábitos y en ideas que definen el comportamiento racional para alcanzar el éxito económico. Los protestantes se deciden por profesiones industriales más que los católicos, que lo hacen por materias humanistas. Aquellos tachan a los católicos de perezosos y estos a los protestantes de materialistas. Lo que en un principio era una separación Iglesia-Estado acaba siendo una complementariedad.

Calvino es el único líder espiritual que asume todos los poderes en Suiza, la jefatura de Estado, dictadura eclesiástica. Es lo más parecido a una teocracia. Algunos nos preguntamos si la religión sigue siendo un factor decisivo para determinar la política y la economía, o es uno más.

Si nos fijamos detenidamente, debido a la Contrarreforma, los católicos acaban en funcionarios y burócratas porque el dinero acaba ahí, ese es su límite natural. Mientras que, en los países protestantes, el beneficio económico se dedica a crear empresas. La UE tiene un carácter funcionarial porque fue creada por los demócratas cristianos.

La naturaleza del Capitalismo es un misterio, excepto para Marx. Y hay que entender el concepto de capitalista para comprender mejor la crisis: no son capitalistas los que han comprado pisos para especular, o los que bajan salarios a sus trabajadores o los que los explotan. Pues los capitalistas se caracterizan por transformar un bien en otro bien.

 

 

 

Carlos Rodríguez

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