Como con la pandemia tenemos poco, nos dedicamos a colaborar en golpes de estado

Recientemente escribí un artículo en mi blog ( laquenosvieneencima.blogspot.com) titulado :“chusma : amigos de asesinos y narcos“( ver en el histórico del blog).

En dicho artículo describía con todo detalle la última tentativa del imperio ( venido a menos) y Colombia para derrocar al gobierno de Venezuela. Un grupo de sicarios y contratistas estadounidenses, con apoyo de narcos colombianos y desertores de la policía venezolana, habían intentado desembarcar en una playa de Venezuela con abundante material militar, donde fueron sorprendidos y apresados por las fueras armadas y milicias del país caribeño.

Relataba en el artículo la clase de chusma que resultó detenida y quién encargó – mediante contrato- la tarea que no fue otro que el tal Guaido, autotitulado presidente de Venezuela y rápidamente reconocido por España como tal por órdenes de EEUU ; no así por mas 170 países del mundo y la propia ONU. Por cierto, que en el contrato se pactaba el secuestro de Nicolás Maduró o en su defecto su asesinato, así como la de varios de sus ministros, jueces y miembros de las fuerzas armadas de Venezuela. Para mayor INRI cada muerte suponía un adicional sobre el precio pactado.

Bueno, pues por si esto fuera poco, se ha sabido ( la prensa española lo oculta, como no podía ser menos) que en realidad el verdadero jefe de la operación- el planificador- de la invasión, que se denominó Gedeón, incluso por encima del tal Guaido, fue el opositor venezolano Leopoldo López, que juzgado y condenado en su día por dirigir e inducir a bandas armadas y violentas a cometer graves delitos ( lesiones a las personas, varios homicidios, daños a la propiedad privada y pública, etc) cumplía pena en su propio domicilio después de que se le concediera este beneficio, en lugar de seguir en prisión donde estaba.

Y ustedes se preguntarán cómo pudo hacerlo, para manejar el diseño, contactos y logística de la invasión desbaratada, desde su propio domicilio ( operación Gedeón). La respuesta es porque no lo hizo desde su domicilio, que evidentemente estaba vigilado. En realidad ejecutó el plan con todos sus detalles y contactos desde la embajada española en Caracas, dónde se refugió burlando la vigilancia de su domicilio y sustrayéndose a la acción de la justicia. Ni qué decir tiene, que después de su huida sucedida hace más de seis meses, la embajada española lo acogió como huésped y allí sigue viviendo a costa del contribuyente.

En suma, que desde la propia embajada española en Caracas, no contento con vivir día a día en el recinto diplomático a cuerpo de rey y costa del erario público español mantuvo, previamente al golpe de estado, todo tipo de llamadas telefónicas, recibió a personas, utilizó el internet y el skay y hasta es posible que se hubiera podido servir de los servicios de mensajes encriptados de la propia embajada para planificar el golpe. La colaboración y encubrimiento de la embajada española en sus actividades es evidente.

Lo expuesto además de una grave anomalía y una vergüenza de los servicios diplomáticos españoles, vulnera la Convención de Viena para las relaciones diplomáticas, suscrita por la mayoría de los países del mundo y entre ellos por la propia España. En dicho tratado quedan vedadas las actividades políticas y por supuesto las conspirativas a los refugiados en las sedes diplomáticas.

Se ha destapado el escándalo, no porque lo diga el gobierno venezolano, que lo dice, indignado y con razón, sino porque la noticia ha saltado a la opinión pública internacional, denunciada e investigada con todo lujo de detalles por un diario del prestigio como es el New York Times que, evidentemente, de bolchevique no tiene nada.



En estos momentos el gobierno español guarda un discreto silencio, como también la prensa del país. Tanto el uno como los otros, no son más que unos hipócritas.

Nuestro gobierno es una basura y el peor y más rastrero lacayo de los intereses de los Estados Unidos. Pone en peligro las relaciones con un país hermano como es Venezuela y su conducta nos deja muy mal con la mayoría de los latinoamericanos, con los que tantos vínculos nos unen. Pero además, demuestra a las claras que España no es un Estado de Derecho. Si acaso un chiringuito administrativo que se presenta como tal pomposamente, aunque cada día que pasa engañe a menos personas.

Por otra parte, el embajador español de carrera en Caracas que ha tolerado, sino fomentado todo esto, es el vivo ejemplo de nuestro cuerpo diplomático : muy bien pagado e inútil como pocos ( siempre llegó tarde a las crisis en que internacionalmente España se vio envuelta), elitista, clasista y reaccionario hasta la médula.

Si un día desaparece, la nación se lo agradecerá.

Teníamos poco con la pandemia, después de haber dejado morir a más de 19.000 ancianos, y nos dedicados a estas cosas.

Laquenosvieneencima.blogspot.com

2 comentarios sobre “Como con la pandemia tenemos poco, nos dedicamos a colaborar en golpes de estado

  1. Para que pierders el tiempo escribiendo artículos de este tipo? Si en España no existe la democracia, muchísimo menos la hay en Venezuela.

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