El viejo mundo nos pisa los talones, y no podemos dejar que nos alcance.

Entrevista a José Luis Carretero, en el periódico Rojo y Negro, de la Confederación General del Trabajo, por Desiderio Martín.

 

José Luis Carretero Miramar (1971), profesor, escritor y enamorado del pensamiento crítico, ha sido militante de los movimientos sociales madrileños.

Fue miembro de la Junta Directiva de la Asociación Libre de Abogados (ALA) y en la actualidad imparte clases de Formación y Orientación Laboral  en la escuela pública.

Ha publicado varios libros sobre las transformaciones del trabajo, las consecuencias de la crisis y la economía alternativa, así como un par de volúmenes de narrativa.

Es miembro del Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión (ICEA) y del sindicato Solidaridad Obrera.

  1. José Luis, desde la crisis de los 70, especialmente en Europa y, desde los 80 a niveles globales, hemos asistido a una desposesión de los servicios esenciales para la comunidad, entregando a los mercados estos servicios esenciales para la vida (salud, energía, educación, cuidados, medioambiente, etc.), para el negocio y la rentabilidad,¿pero cual es la lógica o las lógicas que el capitalismo ha utilizado para que esto sea un hecho universal?

La dinámica de desposesión de las poblaciones para generar plusvalor ha estado siempre presente en el ADN del sistema capitalista. El capitalismo empezó así, cercando las tierras comunales y volviendo imposible la vida en las comunidades rurales para generar una masa de gente libre de sus ataduras medievales, y sin más propiedad que su fuerza de trabajo. Una nueva clase de personas que no tuvieran más remedio que trabajar en las fábricas de los adinerados.

El ciclo actual de acumulación por desposesión y privatizaciones se despliega a partir de la crisis de los años setenta. Cuando se vuelve problemático obtener la tasa de rentabilidad necesaria en la industria, el Capital busca nuevas áreas de negocio y desarrolla estrategias para salvar momentáneamente la situación: la flexibilización del trabajo y la globalización, la financiarización de la economía y la desposesión de los bienes comunes y las privatizaciones. Estas últimas permiten convertir en un negocio privado rentable lo que antes era una propiedad social, además de una forma de salario indirecto para las clases subalternas. Son nuevos yacimientos de plusvalor por explotar.

Esto ha podido hacerse a escala global, porque el capitalismo se ha desplegado de manera incontestada en el conjunto del Globo. Si no hay alternativas efectivas en ninguna parte, y la riqueza está en pocas manos, se puede obligar a los gobiernos y a las sociedades a ceder, a base  de hacerlas competir entre ellas por la financiación imprescindible para que la sociedad no se descomponga del todo. Las privatizaciones suelen venir asociadas a los programas de ajuste, los “rescates”, las “renegociaciones de deuda”, los “memorándums de entendimiento” y otras lindezas, que pueden imponerse a distintos niveles (local, estatal, etc.).

  1. Si concordamos que existen dos lógicas, la del Mercado (privado, claro está) y la lógica de la Vida (lo común, lo de todos y todas, lo necesario), y ambas dos aparentemente tienen un “fin común, que no es otro que satisfacer las necesidades humanas”, ¿cómo se confrontan en la realidad del cotidiano de la gente, que a diario tiene que alimentarse, calentarse, educarse, ser cuidada…?

Hay que tener presente que la riqueza real, la que consiste no sólo en los bienes necesarios para la vida, sino también en todos los servicios, cuidados y flujos culturales imprescindibles para el desarrollo de los individuos y de la especie, se produce en común, en un proceso cada vez más socializado e interdependiente. Nadie trabaja solo. Nadie podría vivir solo. Los seres humanos son seres intrínsecamente sociales. El patrimonio común lo produce el común de las gentes.

Sin embargo, ese común producido en común es colonizado por la lógica de la acumulación y de la apropiación privada de dos maneras principales:

Primero por la apropiación privada de los medios de producción, en nombre de la “libertad de mercado”, que lleva a la privatización del producto social. Producimos en común, pero el producto es de una clase de señores concretos que, supuestamente por obra de un mercado libre que nunca lo fue realmente, monopolizan la riqueza.

Y, segundo, porque la jerarquización de la producción y reproducción social, concomitante a ese monopolio de los medios, se impone, de múltiples maneras,  a la totalidad de la vida social, poniéndola a su servicio y configurándola. Así, ya no soñamos nuestros sueños, ni tenemos las relaciones que podríamos tener, sino que sólo soñamos, consumimos y amamos lo que es funcional al proceso de acumulación en manos privadas.

El supuesto “mercado”, que no es más que el efecto visual y propagandístico del monopolio del poder social por una clase concreta de gente, se abalanza sobre las gentes del común, sobre los trabajadores y trabajadoras, expropiándoles de la riqueza y la vida que ellos y ellas producen y cuidan, pero también de la que podrían imaginar y crear.

  1. ¿Y cuales son las consecuencias sobre la primacía de la una sobre la otra? Se ha mejorado la Vida de la Humanidad? Somos más o menos dependientes, es decir nos cuidamos mejor, estamos menos enfermos y enfermas, tenemos mas acceso universal y suficiente a los derechos esenciales?

La primacía del “mercado”, que de libre no ha tenido ni tiene nada porque desde su origen se asienta sobre la desposesión de las mayorías, las más de las veces mediante una extrema violencia, ha construido sociedades invivibles y degradadas, en las que no sólo la misma supervivencia de la especie ha llegado a estar en peligro por la devastación ecológica en ciernes y por las dimensiones del militarismo y la violencia global, sino que además los individuos no pueden desarrollar sus propias potencialidades.

Es una sociedad de múltiples violencias cotidianas, asentada sobre formas de opresión anteriores, como la patriarcal, que, en manos del Capital, llegan a límites extremos.

Es la sociedad del Centro deshumanizado y las Periferias pletóricas de miseria, no sólo a nivel global, sino en cada una de nuestras ciudades. La sociedad de los cadáveres de refugiados en las playas y de los jóvenes que se encierran en su habitación sin salir durante años, como en Japón.

Los inventos útiles, las tecnologías más o menos liberadoras, los avances sanitarios reales, de los últimos siglos, no son un producto del capitalismo, sino de la lucha de los seres humanos contra la superstición y el conservadurismo. El capitalismo lo único que ha hecho es apropiárselos, convertirlos en fuente de beneficio monetario privado y reorientarlos hacia sus propios fines, muchas veces convirtiéndolos en fuentes de sufrimientos para las poblaciones, cuando, en ocasiones, podrían haber sido instrumentos de una vida más plena. Los seres humanos han inventado siempre, ha investigado siempre. No empezaron a hacerlo con el capitalismo, y no dejarán de hacerlo después de él.

  1. En el Estado Español parece que la “batalla por lo público”, es decir su recuperación por parte de las instituciones públicas, tanto en la Administración Central como en las Autonómicas y Locales, es algo que se encontraba en los programas de los denominados “partidos del cambio” y sus prácticas y sus resultados, a la vez que las políticas (en las formas y los contenidos) cuales han sido, cuales son y las perspectivas?

Los resultados han sido sumamente limitados, cuando no directamente decepcionantes. En Madrid, por ejemplo, se ha abandonado el objetivo de la remunicipalización del servicio de limpieza viaria, pese a la insistencia de algunos concejales. Pero es que en Madrid también se han abandonado otras cosas que venían en el programa original de la candidatura de Carmena, como la formación de una banca municipal. Y la propuesta de auditoría de la deuda del Ayuntamiento languidece. Va a resultar que la estrategia de “asalto a las instituciones“ tiene también un techo de cristal, como se nos dijo de las movilizaciones para dar por finiquitado al 15-M.

El problema fundamental es que la Historia no puede dar marcha atrás. Una nueva era socialdemócrata y keynesiana de Estado del Bienestar y regulación estatal de los capitales es inviable en el nuevo escenario de globalización y telecomunicaciones instantáneas. Disciplinar a los capitales es imposible, limitarles el campo de acción sin derribarlos, como se hizo en la Europa de después de la Segunda Guerra Mundial, no es factible ya.

El neoliberalismo (las nuevas estrategias desarrolladas por el capital tras la crisis de los setenta, de las que hablamos en la primera pregunta) se inventó, precisamente, para bloquear esa posibilidad. El retorno de Keynes, que todos los economistas progresistas esperaban tras el inicio de la crisis, es cada vez más problemático. Hay muchos papeles firmados, hay muchas cláusulas en muchos acuerdos bilaterales y multilaterales de libertad de comercio, hay muchos actores globales con facturaciones superiores a los gobiernos, hay muchas transacciones “en la sombra”, fuera de todo control. La vuelta atrás es, simplemente, imposible. Y los que pretenden gestionar el capitalismo para repetir el supuesto “rostro humano” que sólo se dio en una zona concreta del mundo, durante unos años concretos, y bajo la amenaza de unas alternativas concretas, están encontrando los límites de una situación radicalmente transformada, que exige soluciones nuevas y valientes.

  1. Reversión de lo privatizado, mercantilizado a lo Público, debe ser algo más que estatalización? ¿Crees que los SSPP debieran no ser propiedad (jurídica) de las Administraciones, sino de todos y todas, de la Comunidad, y que los sujetos de los derechos (trabajadores y trabajadoras, las personas, sindicatos, organizaciones comunitarias…) tendrían que opinar, decidir y ejecutar?

A eso me refiero con lo de “soluciones nuevas y valientes”. No se trata de repetir el “espíritu del 45”y re-estatalizar los servicios públicos. No bastaría, incluso si, en algunos lugares, se llega a hacer. Los Estados son ahora impotentes ante las presiones del capital global. Las multitudes tienen que intervenir en la batalla.

La única salida de la devastación que nos amenaza es crear auténticas instituciones del común que se hagan cargo de los servicios necesarios para la supervivencia de todos. Algo distinto del Estado capitalista, que ha sido construido para defender a las clases privilegiadas. Nuevas instituciones donde los trabajadores, los vecinos y todos los afectados participen directamente en la gestión y en la toma de decisiones.

En nuestra capacidad de crear e inventar esas nuevas instituciones se va a dilucidar gran parte del futuro. La única salida a la devastación del capitalismo senil es iniciar un proceso de transición a una sociedad de nuevo tipo, donde las instituciones del común constituyan el centro. Un nuevo socialismo libertario. Hay que inventar esas instituciones nuevas, la nueva forma de propiedad comunal-comunitaria que garantice el bienestar de todos, y la participación de todos.

No se trata de una cuestión declarativa, no se trata de enredarnos con las categorías “público” y “privado” del Derecho burgués. Se trata de inventar un nuevo derecho obrero, un nuevo derecho comunal-comunitario. Las nuevas formas de hacer funcionar en común lo que de todos es. Formas democráticas que den a los productores de la riqueza social el control sobre ella, y también sobre sus vidas. Servicios públicos que estén al servicio del público, y no de las castas burocráticas estatales o de los empleados del Capital.

No dejarnos robar lo público por las privatizaciones y transformarlo en lo común, inventando las formas de participación y las reglas y los contrapoderes que las garanticen.

  1. Añade y termina sintéticamente con lo que tu quieras…..

Hoy como ayer, “el viejo mundo corre tras nuestros talones”, y no podemos dejar que nos alcance. Para construir lo nuevo tenemos que hacer visible la maldición de lo viejo (la violencia, la desesperanza, el expolio en que consiste la sociedad del Capital), pero también lo que falta para que lo nuevo llegue: las reglas del común, las experiencias de reapropiación de lo público, la autogestión generalizada. Lo que nos queda por hacer es mucho, y ayer ya era tarde.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.