Elecciones municipales y cambio de régimen

13 abril 36   Se cumplieron ya 84 años de aquella histórica jornada del 14 de Abril de 1931 cuando dos días después de las elecciones municipales el Rey Alfonso XIII admitía que había “perdido el amor” de su pueblo y marchaba al exilio proclamándose la II República Española. Fue un cambio de régimen pacífico (si bien después asistimos a la gran tragedia de la guerra) en el que el último gobierno de la monarquía cedió el poder a un gobierno provisional que rápidamente modificaría la ley electoral para burlar al caciquismoconvocaría elecciones a Cortes Constituyentes en las cuales los representantes del pueblo( entre los que por primera vez en la historia pudo haber mujeres) de manera pública, aprobarían los artículos de la Constitución del 31, debates que generaron gran polémica en la prensa y la sociedad de la época, en especial los relacionados con la laicidad  y el modelo territorial del estado, como bien sabemos.

   Eran municipales, como las que vamos a vivir en unos días. Sin embargo las posibilidades de que se repita aquella situación son tan remotas a ojos vista como aquella fecha.  Por aquel entonces la monarquía borbónica había perdido su legitimidad tras apoyar el rey Alfonso XIII el establecimiento de una dictadura militar presidida por el general Primo de Rivera, que trató de crear un partido único a imagen y semejanza del Partido Nacional Fascista de Mussolini, la Unión Patriótica.  Su fracaso produjo la unión de todas las fuerzas de oposición en el famoso Pacto de San Sebastián en el que por cierto no figuraba el PSOE como partido. Las fuerzas republicanas y antimonárquicas se unieron, decidieron caminar juntas con el objetivo de derribar un régimen corrupto, caduco y antidemocrático, que falseaba la voluntad popular y que fomentaba el clientelismo.  De esta manera se acordó derribar a la monarquía a través de un golpe de estado o pronunciamiento militar, Sin embargo esta opción fracasó por falta de coordinación y se optó por acudir a las elecciones, a pesar de que se sabía que estaban trucadas. No obstante se dejó claro que un resultado propicio y abrumador a favor de los republicanos supondría la aprobación del pueblo al cambio de régimen. Ese resultado se dio en las grandes capitales del estado, lo que produjo como sabemos la caída de un régimen sin legitimidad, recogiendo el gobierno provisional esta.

Hoy, como antes, las elecciones están manipuladas ( solo hay que estudiar la modificación de la ley electoral castellano-manchega) aunque quizás lo peor sea que las fuerzas contrarias al régimen no están unidas e incluso algunas de ellas tratan de adaptarse de tal manera al sistema que acaban por perder su carácter de ruptura. El PSOE no propugna la ruptura como en parte sucedía entonces. Ahora es parte del régimen y no lo trata ya de disimular. Izquierda Unida es republicana pero ha colaborado en gobiernos de la monarquía, sin ser capaz en ningún  momento de unir a toda la izquierda como proclama su nombre. Después de la renuncia de Carrillo a la bandera, situando la rojigualda en la sede de su partido, quedó claro que lo más importante para ellos era el posibilismo, siempre que se lograran ciertos objetivos de carácter social. La otra gran fuerza emergente, Podemos, se declara también republicana pero, con objeto de moderar su discurso y alcanzar la mayoría (algo que estará por ver) ha renunciado a la república como objetivo próximo. Por tanto una victoria aplastante de las fuerzas que se proclaman republicanas hoy no conllevaría un cuestionamiento del régimen, todo y que este hubo de cambiar de rostro hace un año, precisamente para salvar el sistema al que la figura de Juan Carlos I ponía en serio riesgo.

 

Sin embargo, si bien una victoria de la llamada izquierda no cambiaría la esencia del régimen sí podría suponer un aldabonazo que, incluso sin preverlo, conllevara una crisis política de una envergadura tan grande que fuerzas imprevisibles nos dieran la oportunidad de cambiar de verdad lo sustancial régimen.  Los “Ganemos”, coaliciones de diversas fuerzas de izquierda ajenas al régimen, si acaban logrando vencer en los feudos principales del país, Madrid y Barcelona fundamentalmente, habrán abierto la brecha principal que propicie el establecimiento de un proceso constituyente y la posibilidad de un cambio real de régimen político. Es tiempo de abandonar espléndidos aislamientos que podían tener sentido en circunstancias normales, no en extraordinarias. En tiempo de mudanza, hay que votar, como hicieron los republicanos antaño, a pesar de que el sistema estaba manipulado por el poder, en aquellas intrascendentes elecciones municipales del 31.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.