>La ley de los retornos decrecientes

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Queridos lectores,

Hoy me gustaría destacar un hecho bien conocido, pero que en el contexto de la exploración petrolífera se va haciendo cada día más evidente y que tendrá consecuencias inevitables en un futuro muy próximo: la ley de los retornos decrecientes. Es éste un concepto bien conocido por las Ciencias Económicas y también por el sentido común, por la experiencia del día a día, y reza como sigue: Cuando se explota cualquier recurso o se crea un nuevo producto, hay una fase de expansión en la cual con muy poca inversión se genera un gran beneficio (facturación menos costes, o sea la inversión en nuestro caso), con lo que el retorno de la inversión (porcentaje de beneficio en comparación con la inversión inicial) se hace muy grande. Al pasar el tiempo, sin embargo, cuando el recurso ya está bien explotado o el mercado para el producto ya es maduro el retorno va disminuyendo, no importa que aumentemos la inversión el porcentaje recuperado es cada vez más pequeño. Uno puede aguantar un tiempo en esta situación, a base de invertir cantidades más grandes de capital y por tanto incrementar el beneficio absoluto, pero eso supone que hay un capital cada vez mayor que uno inmoviliza (detrayéndolo de inversiones más rentables) y/o arriesga (cualquier inversión comporta un riesgo de pérdida). Es muy importante saber dónde parar y saltar del barco cuando el retorno se hace muy pequeño, antes de que se vuelva negativo. Lo normal es que si no se puede mantener un nivel de retorno aceptable dados los riesgos operativos, es que se liquiden los activos de la inversión mientras todavía valen algo: al fin y al cabo, uno puede haber inmovilizado mucho capital en los activos, y aún cuando estén amortizados posiblemente es mejor inversión liquidarlos que intentar recuperar exiguos beneficios.

Pues bien, es un hecho conocido que varias compañías petrolíferas están haciendo exactamente eso, liquidando activos; cerrando el tenderete, vamos. El pasado 25 de Marzo, el consejero delegado de ConocoPhillips, Jim Mulva, reconoció que a su compañía no le merecía la pena seguir luchando por encontrar nuevos campos o intentar explotar los ya descubiertos pero no en operación, precisamente debido a lo escaso de los retornos (noticia aquí). Así las cosas, ConocoPhillips ha puesto a la venta activos marginales (es decir, pozos con más bajo rendimiento y potencial) por valor de 10 millardos de euros y centrarse en sus pozos más rentables. Con los beneficios de esta liquidación aumentará su autocartera, reducirá la deuda y aumentará el dividendo. Esta misma estrategia es la que desde hace cinco años está siguiendo ExxonMobil. El movimiento no puede interpretarse más que en términos autodefensivos y de liquidación del negocio, y es bastante generalizado; comenta Kenneth Defeyes en “Beyond Oil” que al ritmo de compra de autocartera que están desarrollando las principales petroleras multinaciones, se autoexcluirán del mercado de valores hacia 2020-2025. Estos movimiento se explican en parte por la pérdida de relevancia de las majors, como ilustraba el profesor Pierre Beauquis en una conferencia en Febrero de 2010 en la Facultad de Geología de Barcelona. Pueden encontrar aquí el enlace a la presentación, y les recomiendo que si tienen un rato que le echen un vistazo: dejando de lado su -a mi entender injustificada- fe en la energía nuclear, el profesor Beauquis preve que en 4 o 5 años veamos el precio del barill de petróleo a entre 200 y 400$, precios constantes. Beauquis no debe saber que 200$ el barril supone que EE.UU. debería destinar entre el 20 y el 25% de su PIB para pagar la factura, y que 400$ es un natural killer de la economía mundial. En fin, volviendo al tema, el profesor Beauquis muestra que las reservas de petróleo de las majors de toda la vida son ínfimas y absolutamente irrelevantes comparadas con las reservas de las compañías estatales de petróleo (AramCo de Arabia Saudita, PetroBras de Brasil, etc). Sin embargo, son las majors las que llevan el peso de la exploración y la inversión en desarrollo tecnológico, en muy buena medida porque les va todo en ello. El problema es que estamos llegando a un punto en que el aumento de costes ya no les compensa, y poco a poco van tirando la toalla.

Más sutil pero en la misma línea incide un informe reciente de UBS. A pesar de que los precios se mantienen históricamente altos (desde hace más de un mes no bajamos de 80$ por barril) las compañías petroleras no lo ven claro, tiene serias dudas sobre los costes de los proyectos en marcha y su retorno. En suma, a pesar de los altos precios no están seguras de que les compense emprender esos proyectos. Y es lógico: hoy en día, el petróleo fácil y barato ya ha sido extraído casi en su totalidad, y ya va sólo quedando el más difícil, caro y peligroso de extraer. Por una parte tenemos las arenas bituminosas de Canadá, cuya extracción requiere grandes cantidades de energía y causa un desastre mediambiental enorme y, como reconocía el consejero delegado de British Petroleum recientemente, su explotación sólo tiene sentido para asegurar que la producción del mundo no decae. Por otra parte, tenemos los proyectos de aguas profundas, que aparte de los costes económicos y energéticos de extracción han de añadir los riesgos de explotación; en 2006 Exxon abandonó su pozo Blackbeard debido al alarmante aumento de la temperatura y la presióna medida que perforaban más profundamente (aunque hay quien dice que fue por otras razones). Aunque las causas están aún por determinar, un cambio explosivo de la presión podría ser la causa detrás de la explosión de la plataforma semiflotante Deepwater Horizon en el Golfo de México la semana pasada, con el resultado de 11 personas desaparecidas y un vertido que no cesa desde el pozo roto de unos 1000 barriles de petróleo al día. Teniendo en cuenta que la gigantesca plataforma, sólo para cuya construcción se gastaron más de 300 millones de dólares (más luego los costes de transporte, despliegue, operación,…) ha tenido una vida útil de sólo 9 años es más que probable que la compañia Transocean (dueña de la Deepwater Horizon) se tenga que replantear sus actividades de exploración; como mínimo es seguro que las compañías aseguradoras revisarán sus pólizas.

Todo lo cual nos lleva a una terrible conclusión: 80$ el barril no es suficiente para pagar todos los costes operativos de la exploración petrolífera hoy en día. Cuando los analistas dicen que sí, que se puede explotar tal o cual pozo si el precio del barril supera los 50 o 60$ no están teniendo en cuenta que deben contabilizar también las coberturas de riesgos, que van desde que la exploración resulte infructuosa (después de excavar un pozo que cuesta 150 millones de dólares puede resultar que esté seco) hasta que la operación acabe en un desastre al estilo del de la Deepwater Horizon. El problema es que todo el mundo es más o menos consciente (ver las afirmaciones del Ministro Saudí de Petróleo en Octubre de 2009) de que el precio del barril no debería superar los 80$ para evitar que mine la recuperación económica. Esto significa que la ventana de precios para que nuestra sociedad basada en el petróleo sea viable se ha cerrado. Hemos perdido, ahora sólo queda ver a qué ritmo decae la producción de los pozos existentes, ya que no habrá suficientes pozos nuevos para compensar su declive. Las majors, sabiendo esto, están retirándose discretamente del negocio del petróleo, pagando deudas, liquidando activos y autoexcluyéndose del mercado, en preparación de la liquidación final. Esencialmente, están bajando los brazos. Su renuncia es un aviso de que la partida se ha acabado.

Salu2,

AMT

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